Naomi Osaka levantó el trofeo en el US Open, el primer Grand Slam post pandemia, y levantó también la bandera en contra de la violencia racial al llevar nombres de víctimas en su tapa bocas. En agosto, no se presentó a jugar como medida de reclamo: “Antes de ser atleta, soy una mujer negra”. La gran historia de la japonesa que sumó su tercer Major y es ejemplo dentro y fuera de la cancha.
Nueva York fue el escenario del regreso mundial del
tenis. El complejo
del US Open fue la burbuja de la ATP
y la WTA para tres semanas de tenis, polémicas, ausencias y reclamos: la
primera con la disputa del Master 1000 de Cincinnatti y las otras dos semanas
con el Abierto de los Estados Unidos. El primer Master 1000 y el primer Grand
Slam post pandemia tuvo lugar en uno de los países más afectados por el
COVID-19 y en el país que también estuvo en el foco de reclamos raciales bajo
una insignia que ya es mundial: “Black Lives Matter”, es decir, “Las
vidas negras importan”.
En todo ese marco, uno de los grandes nombres es el de Naomi Osaka. La joven se consagró campeona del US Open tras superar en la final, disputada el pasado sábado, a Victoria Azarenka. Así, con apenas 22 años ya suma tres títulos de Grand Slam: Abierto de Estados Unidos 2018, Abierto de Australia 2019 y Abierto de los Estados Unidos 2020. Así, se convirtió en la quinta jugadora de la Era Abierta (1970) que gana en sus tres primeras finales de Grand Slam -las otras fueron Virginia Wade, Monica Seles, Lindsay Davenport y Jennifer Capriati-. En este punto, por ejemplo, el reciente campeón masculino, Dominic Thiem, alzó en el US Open 2020 su primer Major después de perder tres finales.
Osaka suma tres títulos de Grand Slam y se convirtió en la quinta jugadora de la Era Abierta que gana en sus tres primeras finales Majors.
Pero volviendo
a Osaka, su historia y grandeza también es ejemplo fuera de la cancha de tenis por
su lucha contra el racismo.
“Antes de ser atleta, soy una mujer negra”
NAOMI OSAKA
Naomi Osaka
nació el 16 de octubre de 1997 en Japón.
Es hija de padre haitiano y madre japonesa, y la lucha racial viene también
de ellos: la familia de su madre se negaba a la relación y matrimonio de la
japonesa con un hombre negro. “Antes de ser atleta, soy una mujer negra. Y como
mujer negra, siento que hay asuntos mucho más importantes que necesitan
atención inmediata, en lugar de verme jugar al tenis”, fue su
declaración cuando anunció que no se presentaría a jugar las semifinales de
Cincinnati como modo de protesta por la violencia racista en Estados Unidos. Esa
semana estuvo marcada de protesta en el deporte estadounidense con LeBron James y la NBA a la cabeza, por
lo que muchos partidos no se disputaron, entre ellos los de las Grandes Ligas
de Béisbol, la Major League Soccer y la propia NBA. El primero fue cuando los
Milwaukee Bucks no se presentaron para jugar ante Orlando Magic. El equipo de
básquet pertenece al estado de Wisconsin que es donde ocurrió el ataque
policial a Jacob Blake -afroamericano baleado por Rusten Sheskey, oficial de
policía-. “Nunca van a entender lo que es ser negro en Estados Unidos”, había
declarado James, una de las grandes estrellas en la historia del básquet.
“Nunca van a entender lo que es ser negro en Estados Unidos”
LEBRON JAMES
Tras la
renuncia y las declaraciones de Osaka, la organización del certamen decidió
respaldar el reclamo y suspendió varios encuentros. Los mismos fueron
reprogramados por lo que la japonesa después disputó su partido y agradeció el
acompañamiento: “Ayer decidí retirarme del torneo en protesta por las
injusticias raciales y la continuada violencia policial. Me ofrecieron posponer
todos los partidos al viernes y creo que eso ha provocado más atención sobre el
movimiento (‘Black Lives Matter’). Quiero dar las gracias a la WTA y al torneo
por su apoyo”, fueron las palabras de la tenista.
Esa fue su
primera postura durante la burbuja de Nueva York y siguió después con su
objetivo de visibilización del movimiento Black Lives Matter y la lucha contra
el racismo. Por eso, durante todo el US
Open la japonesa homenajeó a siete víctimas de la violencia racial. Como medida
de prevención por el COVID-19, las jugadoras debían presentarse al estadio con
tapa bocas y Osaka lució en su mascarilla siete nombres distintos durante los
siete partidos que disputó: Breonna Taylor, Elija McClain, Ahmaud Arbery,
Trayvon Marton, Tamir Rice y George Floyd. El último nombre fue el más resonante este tiempo. El asesinato de
George Floyd despertó el movimiento Black Lives Matter y una ola de
protestas nunca antes vista en Estados Unidos. Floyd, de 46 años, fue detenido
en la calle de Minneapolis el 25 de mayo del corriente año. El oficial Derek
Chauvin lo inmovilizó contra el suelo y se arrodilló contra su cuello durante casi
nueve minutos en lo que Floyd reclamaba que no podía respirar, algo que se
observa en las grabaciones del hecho. Tras eso, fue declarado muerte en el
hospital y se comenzaron a reproducir las imágenes de su arresto y asesinato
por todo el mundo.
“Si con mis
gestos puedo hacer que se debata más dentro de un deporte que es
mayoritariamente blanco considero que ya habremos dado un paso en la buena
dirección. Se han producido situaciones muy radicales y hay que intentar
cambiar las cosas”, declaró Osaka que ya es un gran ejemplo no sólo por su
tenis.