Aristóteles, hace
más de 2 mil años, dijo que aquel que no aprendió a obedecer nunca será un buen
comandante. Novack Djokovic aprendió bajo el sonido de las bombas en los
Balcanes que nunca sería políticamente correcto. El tenista serbio es el mejor
deportista de la historia de esa región, y en medio del momento más dramático
del mundo en tiempos de paz, tomó la decisión de crear la PTPA (Professional
Tennis Players Association), una asociación constituida de manera íntegra por
jugadores, al margen de la ATP.
Es sin dudas,
la mayor revolución del deporte moderno en los últimos 40 años porque, independientemente
de su lucha por innovar, la relación de los jugadores con las multinacionales
del circuito, su gesta se desarrolla con Roger Federer y Rafael Nadal en la
vereda del frente.
Novack Djokovick y los jugadores en el lanzamiento de la PTPA en el US Open.
Novack era el
Presidente del Consejo de Jugadores de la ATP. Renunció. Dijo que es hora de
hacer reformas en serio, solo me importa el ser humano. La historia se remonta
a 1972, cuando nace la ATP, un sólido grupo de jugadores que se reorganiza y
decide implementar cambios. Se instauró el ranking de jugadores y se comenzó
controlar el doping, hasta que los intereses del mercado generaron una grieta
entre los jugadores y las organizaciones. La ecuación se empezó a ajustar, para
que el producto tenga casa vez más valor.
Con el paso de
los años la división se incrementa, gana espacio un consorcio integrado por
representantes de la Federación Internacional de Tenis y diversos directores de
torneos. La televisión y el conglomerado publicitario internacional comenzó a
imponer condiciones, reguló los ingresos en forma vertical y convirtió los
calendarios en verdaderas carnicerías. Desde esa época, el hibrido conformado
por jugadores y organizaciones se mantuvo como pudo. Hoy Djokovic plantea un
nuevo escenario. Rafa y Roger como en el court y el ranking, adversarios de
Nole.
Una de las
máximas que se conocen en la sociología del deporte es que cuando una persona
quiere entablar una relación personal con un tenista, este, como primera
condición, pone una red de por medio. Por eso se valora la gestión horizontal
de pensar en colectivo, ante tanta ceguera individual. La ATP desprotegió a los
jugadores y esta medida tratará de equilibrar las diferencias, en medio de lo utópico
que parezca humanizar, en medio de un negocio de números diabólicos.
La fortaleza
del liderazgo de Djokovic permite esas conquistas en defensa de los jugadores.
La nueva asociación abordará problemáticas como el reparto desigual de
ingresos, las sanciones disciplinarias, las pensiones de los jugadores, los
viajes, los seguros, las comodidades y los servicios en los torneos. Situaciones
profundizadas por la crisis de la pandemia, que expuso que en el circuito no
todo es elite.
Nole es el mejor deportista que ha Serbia en su historia. El mural en Belgrado así lo demuestra.
El designio
casual y la fortuna (la buena) pusieron al tenis en el camino del serbio. “Sólo
Dios sabe lo que habría pasado si esas tres canchas de tenis no hubieran sido
construidas enfrente del restaurante de mis padres”, dijo quien pudo haber
sido esquiador o futbolista. La mala fortuna de haber vivido la guerra fratricida
de los Balcanes y que esta lacerara su personalidad, la de su familia y su
pueblo.
Su padre
Srdjan, tan seguro como su hijo de la resiliente experiencia en Sarajevo, da
crédito a la movida sindical de estos días “Es un deporte de ricos y
algunos no comprenden que alguien de la pequeña y pobre Serbia haya sido el
mejor del mundo durante los últimos 10 años. Ir contra él, le da energía
adicional. Será el mejor de todos los tiempos y cuando termine su carrera
vivirá cerca de su gente en Serbia, como ahora luchará por sus colegas”
La pandemia de
Covid 19, que lleva en sus espaldas más de un millón de muertos en el mundo,
pegó en todos los sectores económicos casi con la misma violencia. El tenis, un
universo a simple vista exclusivo, ha sufrido como todos dado la heterogeneidad
de los actores y miembros de su mundo.
Los tenistas ranqueados desde el puesto 200 son trabajadores que cuentan
con el dinero que ganan en cada torneo y la parálisis de la actividad les generó
un colapso económico como a cualquier empleado.
Por más que
cada iniciativa social tendiente a horizontalizar el colectivo y cargue con
buenas intenciones, muchas veces no son completas. Esta idea de Djokovic, que cuenta
con el apoyo de los argentinos Guido Pella y Diego Schwartzman, no contempla la
incorporación de las mujeres, al menos por ahora. Sería el momento de una
fusión entre la ATP y WTA. El momento del mundo, se merece ese gesto, y el
tenis, ícono del individualismo, tiene la oportunidad de que exista una
asociación única, sin distinción de sexo. Será el próximo paso. El gran paso.
Big 3. Djokovich, Nadal y Federer, tres de los mejores tenistas de todos los tiempos, piensan diferente sobre el tenis.
Djokovic tiene
la impronta de un transgresor, el aditamento de quienes cambian la realidad,
aun con mil defectos. Le tocó compartir cartelera para los afectos con un
volcán de carisma que es Nadal y un reloj suizo obscenamente perfecto como
Federer. El tracciona con sus formas,
sabe internamente que encabezará una lucha difícil, que, al momento de las
grandes decisiones, siempre estará ventaja abajo. La agenda la marcarán Londres, Melbourne,
Nueva York y París, las ciudades de los Grand Slam. Arrimara Alemania por lo
que aporta. Los demás están excluidos, incluido Nole, que, por más uno del
mundo, es Serbio, por ende un outsider del gran festín. “No pararemos a pesar
de los golpes”, avisó Nole esta semana.
Djokovic lo va
a intentar. De última, que puede perder alguien que emparento el horror a su
infancia y llegó a la cima del mundo. Los que lo siguen se encolumnarán a su
causa, sus rivales dirán que es otra de sus locuras. Él se ríe porque en su
cabeza resuena la frase de Kazantzakis que dice que “todos necesitamos de la
locura, algunos para ser ellos y la mayoría para ser libres”.
* Leonardo Gasseuy vive en San Francisco,
Córdoba. Es empresario. Apasionado del deporte, la geopolítica y la historia.