Deporte adaptado
“Para nosotros, el básquet es una forma de vida”
La familia Ontivero respira básquet por doquier. Valentín, entrenador de Central Argentino, junto a su mamá Sandra Cesarone se refirieron al encuentro de la fundación para personas con el síndrome Equis Libre “Pique Libre” del último sábado en el que participó Santiago, el hermano menor.
Si hay algún lugar en la ciudad donde se respira básquet al 100% es en la casa de la familia Ontivero.
Valentín, hermano mayor, es entrenador del plantel superior masculino en el club Central Argentino. Allí, el último sábado, se llevó a cabo un encuentro de la fundación Pique Libre, de la ciudad de Córdoba, y que se dedica al básquet para personas con el síndrome “Equis frágil”.
Parte del comité organizador de este evento fue Sandra Cesarone, mamá de Valentín y de Santiago, hermano menor que padece este síndrome y jugó con la fundación cordobesa.
Desde siempre el básquet estuvo presente en la vida de los Ontivero. Desde chiquito, a Santiago había que promoverle la actividad física y rápidamente se enamoró del básquet. Su mamá, alejada de los deportes, empezó a acompañarlo en cualquier partido y viaje que emprendiera.
“Con el básquet incursioné porque Santiago necesitaba una actividad física, era muy hiperactivo, y para mí es una forma de vida. Me encanta compartir tribunas, visitar los clubes, los amigos que tengo son los padres de básquet, mis vacaciones son los viajes donde van a jugar y compartimos estas cosas. En casa están continuamente hablando de básquet. Eso nos ayudó con Santiago, en todo lo que es los valores, puesta de límites, compañerismo, empatía. Es increíble lo que te da el deporte en la situación de cada persona”, expresó una madre repleta de orgullo por su hijo.
– ¿Cómo se lleva Santiago con el básquet en su día a día?
– Sandra: Él ama jugar al básquet, gracias a Dios en todos los clubes por los que ha pasado en Río Cuarto, que son casi todos, siempre ha sido muy bien recibido y ha sido incluido. Es bastante disciplinado y sabe que hay partidos difíciles. Todos los años pedimos un permiso a la Asociación para que pueda jugar en categorías menores. El profesor lo incluye sin problemas. Sabe que cuando el partido es muy difícil, tiene que “comer banco”, pero puede disfrutar con sus compañeros y es algo maravilloso verlo.
– Valentín: Esa situación para un entrenador es normal. Más allá de que en categorías formativas prime el desarrollo, uno quiere ganar porque ayuda a la motivación. Él lo disfruta mucho y sabe cuál es su rol. Es un “triplero”, siempre busca de tres y con bastante fortuna tiene algunos triples con tablero históricos. Con eso se vuelve a casa y habla un par de días de ese partido.
– ¿Le das consejos como hermano o como entrenador?
– V: Yo fui entrenador de él durante varios años. Por ahí como tiene una concentración diferente, necesita que lo estén estimulando y recordando las cosas todo el tiempo. Sabiendo eso, cuando fui su entrenador, lo entendía bien y le ayudaba a estar más enfocado en el partido. Cuando pasan los años, los consejos son menos, pero siempre alguno.
– S: Es muy cómico, pero es el jugador tribunero. Los padres de propios y rivales lo felicitan y es muy hermoso verlo. Santiago por el síndrome que tiene no aprendió a leer y escribir, pero compensó toda esa situación ahora con los celulares y computadoras, y es un genio por la memoria que tiene auditiva y visual. Si alguien pregunta algún resultado, él lo tiene todo en su cabeza computarizado. Es increíble como el deporte lo ayudó en eso.
– ¿Qué significan estos encuentros como el que llevó a cabo Pique Libre?
– S: Realmente son un bálsamo para el alma. Es muy emocionante vivirlo, porque hay un abanico de cosas que uno vive en esas horas desde que te convocan para programarlo. Cuando vez que todo sale de acuerdo a lo programado y pensado es genial. El sábado se fueron todos muy contentos, después nos seguimos escribiendo y nos quedó un aprendizaje muy emocionante.
Una vida junto al básquet
Valentín nació deportivamente en Central Argentino, fue, viajó, se llenó de experiencias y volvió preparado para grandes cosas: “El básquet al principio de mi vida siempre fue una pasión, me gustaba mirar los partidos. Tuve un tiempo en el que no pude practicarlo, pero cuando volví a Río Cuarto comencé a ser entrenador en Central Argentino. Siempre me gustó estar más en el banco de suplentes que dentro de la cancha. Esa pasión y gusto que tengo por el deporte es lo que me gusta compartir con los chicos y por eso disfruto cada entrenamiento”, explica Ontivero.
– ¿Qué es lo mejor que te regaló el básquet?
– V: Creo que, en primer lugar, el básquet te da un montón de amistades. Estoy en contacto con mucha gente que jugó conmigo. Al principio era una persona muy tímida y me ayudó un poco a soltarme y empezar a trabajar con los chicos. Hoy siento que, si no hubiese sido por esto, sería una persona distinta. También tuve la posibilidad de viajar, vivir en otros lados, conocer otras sociedades. En Bolivia tuve una experiencia que no me voy a olvidar más. Estoy viendo básquet casi todo el tiempo y tengo la suerte de compartirlo con mis hermanos.
– ¿Cómo fue esa experiencia dirigiendo en el básquet boliviano?
– Como no vemos mucho de básquet en Bolivia por televisión, antes de irme tuve que hacer una investigación. Allá llegué como asistente de Fabricio Salas, quien me dio la posibilidad de comenzar como entrenador en Central Argentino. Me comentó el proyecto y sobre la Liga, me costó porque estaba muy cómodo trabajando en San Justo (Santa Fe) pero sabía que no iba a ser una experiencia que pudiese darse dos veces. En Pichincha de Potosí me encontré con un plantel con buen nivel, hay un grupo muy bueno que juega en la Selección y otro grupo complementario que también tiene nivel, más los extranjeros. Hicimos un muy buen torneo. Finalizamos invictos, clasificamos a la Liga Sudamericana, jugamos en Ecuador e hicimos la mejor actuación de un equipo boliviano en la competición. Fue de las mejores experiencias que viví.
– ¿Cómo recalaste otra vez en Río Cuarto?
– Estuve unos meses en Junín trabajando en la Liga Argentina, pero desde que inició la pandemia me volví a Río Cuarto. Preferí quedarme acá, estar en un lugar seguro y trabajar donde conozco. La mayoría del plantel ya los tuve en el club cuando eran chicos.
– ¿Cómo viven esta actualidad, con el regreso a la competencia confirmada?
– La vuelta a los entrenamientos fue un poco dura. Es difícil volver a entrenar si no sabes cuando se juega. Colaboró saber la fecha de inicio para que todos nos reactivemos. Esta semana que pasó fue una muy buena semana de entrenamientos. Creo que los chicos se han comprometido, solo esperamos que la competencia largue y sentir la adrenalina de competir.
Fotos: Al Toque
Redacción Al Toque
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