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Quién era Tomás “sapo” Capdevilla

El ex mediocampista central falleció el pasado lunes a causa de un paro cardiorrespiratorio, tenía 49 años y estaba radicado en San Basilio. Llegó a la región por Estudiantes, aunque forjó un vínculo inquebrantable con Atlético. 5 férreo y buen tipo, así lo definieron.

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Quién era Tomás “sapo” Capdevilla.

El mundo de Liga Regional de Río Cuarto se vistió de luto el lunes 28 de marzo como consecuencia del deceso de Tomás Fabián Capdevilla (12/03/1973 – 28/03/2022). “Sapo” falleció debido a verse afectado por un paro cardiorrespiratorio. Tenía 49 años y llevaba 19 radicado en San Basilio.

Capdevilla nació en Córdoba capital. Allí hizo sus primeros pasos como jugador en Barrio Alto Alberdi, más precisamente en el Club Universitario.  Siempre fue 5 de marca, el de corte y primer pase, y de celoso seguimiento al rival.

Sus buenas producciones lo llevaron a Belgrano de Córdoba a mediados de los ’90, donde pudo coincidir con los históricos Luis Artime, Roberto “diablo” Monserrat, Juan Carlos Olave, entre otros. De hecho tuvo un vínculo muy estrecho con el arquero debido a que en los primeros pasos de “Juanca” era “Sapo” quien lo trasladaba a los entrenamientos.

Capdevilla pudo debutar en Primera División vistiendo la camiseta “pirata” en el Nacional B de 1986. Los primeros pasos del mediocampista central en el plantel superior coincidieron con una etapa de reestructuración en el fútbol argentino. Los viejos Nacionales llegaban a su fin. En 1985 se jugó el último torneo, que vio campeón a Argentinos Juniors, y a partir de la siguiente temporada, el fútbol del interior tendría su chance de jugar en Primera a partir de una nueva categoría de ascenso.

Belgrano venía de obtener el oficial de la ex Asociación Cordobesa de Fútbol, con sus últimos 14 encuentros sin conocer la derrota. Después, ganó el torneo Provincial acumulando otros 14 encuentros sin ser vencido. Finalmente, en el Torneo Regional, llegaría a la final junto a Olimpo con otra racha invicta de 10 partidos. Luego de vencer a los «aurinegros» por 3 a 1 en Bahía Blanca, el «Celeste» se consagra campeón invicto del torneo el 20 de abril de 1986. En ese plantel, Capdevilla era relevo, ya que tenía por delante a los experimentados  Juan José López, José Luis Villarreal, Germán Martelotto, entre otros.

La salida de “sapo” Capdevilla de Belgrano se produjo por cuestiones políticas. Gregorio “Chichi” Ledesma fue derrotado en las elecciones presidenciales y el desenlace futbolístico decidido fue el de dejar a varios jugadores en libertad de acción. Sin club y con un inmenso futuro por delante, el mediocampista central decidió arribar a Río Cuarto, donde por recomendaciones de Sergio Darío Supichiatti (otro que había quedado libre en Belgrano) arriba a Asociación Atlética Estudiantes.

Ambos futbolistas llegan como consecuencia del conocimiento y vínculo que tenía Humberto Pedro Mancilla con la entidad de Alberdi, quien en ese entonces era el entrenador de Estudiantes. El “león” se preparaba para disputar la temporada ‘96/’97 del Torneo Argentino A, otra de las divisionales que había sufrido modificaciones afistas.

El primer paso de Capdevilla por Estudiantes fue suficiente para ganarse el reconocimiento de los presentes. Su esfuerzo, despliegue, quite y relevo lo catapultaron como pieza clave en un mediocampo que supo conformar con Edgardo “Palo” Magallanes, Supichiatti y Mario Borgognone. Claro está que la dupla Juan Alberto López y Ariel Dolso hizo el resto para que el “celeste” haga una gran Primera Fase que tuvo ocho partidos.

Según el historiador y periodista de Estudiantes Marcelo López Tobares, ese equipo se vio imposibilitado de seguir avanzando en el Argentino A, ya que se encontró con una serie de obstáculos, entre lesiones y suspendidos, y el DT Mancilla se quedó con pocas herramientas para pelear mano a mano con equipos como Juniors de Córdoba, Juventud Alianza de San Juan, Central Norte de Salta, Concepción de Tucumán, Unión Santiago del Estero, San Martín de Mendoza, Independiente Rivadavia, Huracán de San Rafael, entre otros. El dato positivo de esa campaña es que el “león” se salvó en la última jornada de perder la categoría gracias a una victoria ante Juventud Alianza de San Juan.

Tras dejar un grato recuerdo por Estudiantes, Capdevilla decidió retornar a su Córdoba natal. Para estar cerca de su compañera Alejandra y sus hijos. Es por eso que vistió la camiseta de Club Atlético Bella Vista y fue parte de la historia grande de la institución ubicada en el barrio con el mismo nombre. El “albiverde” tendrá en la retina el hecho de haber  disputado el Torneo Argentino B en sus ediciones 2000/01 y 2001/02, donde “Sapo” volvió a pisar suelo riocuartense, esta vez para enfrentar a Sportivo y Biblioteca Atenas.

Esos cruces con el “albo” bastaron para que el director técnico Jorge Grassi lo tenga apuntado como futura incorporación y tal es así que cuando el DT asumió en Estudiantes decidió repatriarlo. El “celeste” venía de conseguir un nuevo ascenso al Argentino A de la mano del histórico Jorge Sturniolo, quien decidió dar un paso al costado en la nueva campaña y fue sustituido por Grassi.

“Sapo” encaró su segunda etapa con Estudiantes a los 30 años, con un poco más de experiencia, aunque con más competencia en el puesto. En la primera etapa del torneo compartió mitad de cancha con uno de sus grandes amigos como lo fue Mario Velázquez, Daniel López, Claudio Ochoa y   José Omar Bogni, que jugaba un tanto adelantado de su puesto habitual de lateral por derecha.

Carlos “Pampa” Rosané reemplazó a Grassi en la mitad del 2002 en la conducción técnica, luego fue el turno de un interinato de Rubén Ferrari, un ciclo de Oscar Bonetto y finalmente culminaría con Jorge Díaz entrado el 2003. Por todos estos entrenadores pasó Capdevilla en su segunda etapa en Estudiantes, donde varió entre titularidad y suplencias, gustos y preferencias. Además, coincidió con las apariciones de los jóvenes Federico Funes y Martín Cabrera y los siempre rendidores Sergio Orellano y Darío Hareza.

La última etapa de Capdevilla como jugador de fútbol fue el lugar donde logró asentarse durante casi dos décadas. En la vida del mediocampista central apareció el Club Atlético San Basilio, entidad que había conseguido el ascenso a la Primera División A de Liga Regional de Río Cuarto en 2002 y veía su florecer institucional a comienzos de un nuevo milenio.

“Sapo” llegó para experimentar en la élite del fútbol liguero, en su estadía vio pasar a jugadores como Rubén Giuliano, Fara y los hermanos Juan y Mario Velázquez. También fue referente, consejero y amigo de los canteranos Iván Testa, Héctor Aguilar y un joven Juan José Bono. Capdevilla también se metió en la historia grande del “azul” al haber conseguido el título del Torneo Clausura 2006, trofeo que comenzó con una seguidilla que vio las vueltas olímpicas entre 2010 y 2011.

Capdevilla festejando el campeonato del 2006 junto a su mujer Alejandra y sus hijos Enzo, Abel, Luciano y Giuliano.

En San Basilio echó raíces. Trasladó a su familia (su esposa Alejandra y tres hijos) y trajo al mundo a Giuliano, el cuarto hijo y actual jugador de Atlético. “Sapo” se retiró definitivamente de la actividad a fines del 2008 luego de la participación del “azul” en el Torneo del Interior.

Por cuestiones de urgencia, y tras la salida de Jorge Rondán, decidió asumir su primer desafío como entrenador. Lo hizo en su querido Atlético, acompañado por Héctor Sosa, como ayudante, y Diego Arrevillaga, quien hizo las veces de preparador físico.

“’Sapo’ me tuvo como primer amigo apenas llega al Atlético, fue un jugador que dejó todo en la cancha, se identificó mucho con la camiseta. Afuera demostró tener una humildad terrible, él venía de un barrio humilde de Córdoba y siempre se adaptó a lo que teníamos acá. Además era un gran consejero y compañero, opinaba lo justo y necesario y siempre te tiraba la justa”, detalló Héctor “Chueco” Aguilar, uno de sus ex compañeros en Atlético San Basilio.

«Sapo» Capdevilla falleció este lunes 28 de marzo a los 49 años. En la región jugó para Estudiantes y Atlético San Basilio.

La experiencia de Capdevilla como entrenador tuvo una pausa de una década, hasta que decidió volver a experimentar en la campaña 2018/19 con Municipal de San Basilio en la Liga Independiente. Con el elenco “comunal” pudo llegar a instancia de semifinales, posteriormente decidió alejarse y abocarse a su rol de dirigente.

La Liga Regional de Río Cuarto perdió a un luchador. Un férreo mediocampista central que como tantos otros fue adoptado por estas tierras. De gratos recuerdos por Estudiantes y un emblema de Atlético San Basilio. Su mejor título fue el de un gran tipo, las referencias de sus más cercanos es prueba irrefutable.

Fotos: Al Toque / Marcelo López Tobares / Héctor Aguilar
Redacción Al Toque

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