La victoria le fue esquiva a Estudiantes, jugó mejor que Temperley y gozó de situaciones claras para abrir el marcador. La humanidad de Papaleo y la ineficacia ofensiva provocaron que retorne a la ciudad con un 0-0 y con cuentas por sacar.
El panorama previo era claro, tanto Estudiantes como el
local Temperley debían salir a ganarse. Reflexión lógica, aunque nunca de más.
Es que ambos reunían tres unidades y la cima de la Zona A quedaba lejana si no
sumaban otras tres. El precio de la derrota era caro.
Así lo entendieron ambos desde el inicio del compromiso, el “gasolero”
quiso ahogarlo de entrada al “león”, pero con su habitual rebeldía el conjunto
de Marcelo Vázquez salió airoso con juego ofensivo.
Por momentos Temperley propuso un juego basado en el rigor
físico, pobló su mitad de cancha con mucho roce y poco fútbol, mientras que
Estudiantes optó por hacerle frente de la misma forma y agregándole el valor
significativo del pase rápido vía triangulaciones y así evitar la congestión.
Bottino, el eje de salida, Comba al lado aportando a la gestión de juego, y
Cainelli, que intercalaba entre el centro y el sector derecho del mediocampo.
Las señales del buen juego empezaron a verse con estos tres hombres “celestes”, que optaban por asociarse con pases cortos, levantar su cabeza y enviar lanzamientos largos a espaldas de los laterales locales. Con esta planificación complicó bastante a Temperley, en ese intento Yair Arismendi, de buen rendimiento en el lateral izquierdo, y Gastón Benavídez fueron las armas punzantes que llegaron hasta el fondo e incluso contaron con situaciones propias para abrir el resultado. “Chaco” fue el finalizador de la primera jugada gestada desde la izquierda y conectó el esférico con un remate potente al medio. La respuesta del arquero Papaleo fue la de juntar los brazos y enviar la pelota al tiro de esquina.
Estudiantes estaba cómodo en el Alfredo Beranger, Temperley
se daba cuenta que no podía someterlo. Sistemáticamente el “león” se adelantó
en el campo de juego y tuvo dos chances más que posteriormente le fueron
esquivas. El paraguayo Ferreira contó con la suya, mientras que Cainelli picó
al vacío luego de una exquisita habilitación de Sepúlveda por encima de los
centrales.
El presente del “celeste” era bueno hasta los 34 minutos de
iniciado el juego. La mala noticia llegó segundos después, Javier Ferreira
sintió una dolencia en el muslo femoral izquierdo y debió retirarse de la
cancha para que ingrese Víctor Beraldi. Hubo cambio de fichas y de posiciones
dentro del campo: El ingresado se paró al lado de Bottino, Hesar (estaba de
volante por izquierda) fue el nuevo acompañante de Sepúlveda y Comba se recostó
a la izquierda del mediocampo.
Hasta que Estudiantes se acomodó en esas sustituciones hubo
un poco de calma para el local, que sobre el cierre de la primera etapa gestó
la más clara con uno de sus atacantes. Vietto pisó el área y bajo la
marca-acompañamiento de Benavídez remató débil con su pierna menos hábil.
El primer tiempo de Estudiantes fue prometedor, lo planificado por Vázquez salió. Benavídez era el de siempre, Arismendi cumplía de lateral y el rol cerebral de los volantes internos le permitía al “celeste” creer.
El trámite cambió en el inicio de la parte complementaria.
Temperley le encontró la vuelta a esa presión que quiso ejercer en los primeros
minutos de juego, los de Perazzo ganaron metros en cancha, mientras que
Estudiantes intentaba amortiguar toda situación peligrosa de ataque.
La gran duda del partido aconteció a los 4’. Beraldi bajó a Vietto en la línea del área grande y las repeticiones, y el reglamento, marcaban que había sido penal. El árbitro Barraza marcó tiro libre a favor de Temperley y el ejecutante Ariel Cólzera desperdició toda chance de gol.
El experimentado Cólzera perseguido por Vester y Bottino.
El juego se encaminó a la parte final, los elencos supieron que el empate no les convenía aunque también sabían que si se equivocaban con sus armas de ataque lo pagarían caro en defensa. Se tornó en un partido de detalles.
Vázquez estuvo bien en los cambios, las soluciones que tenía en el banco las puso. Formica ingresó en un puesto por puesto ante un agotado Arismendi, mientras que el juvenil Joaquín Mateo García cumplió con creces en su debut.
El extremo salteño saltó a la cancha por Cainelli, se paró
sobre la parte derecha del mediocampo y con atrevidos movimientos fue hacedor
de lo más claro de Estudiantes en la parte final. Cuatro minutos determinantes
para el “león”, del 39 al 42, tres jugadas clarísimas para ponerse 1-0 y
justificar que era más que el rival de turno.
Un remate acrobático de Comba, una gran jugada colectiva que
finalizó en un puntinazo de Sepúlveda y el cabezazo posterior de “Chin”
provocaron que la figura del arquero Papaleo se agigante. Tres llegadas claras,
tres respuestas magnificas del “1” que apagó el partido y equilibró el
marcador.
Estudiantes debió ganar, mejoró sustancialmente su juego,
aunque en ¾ de cancha sigue impreciso. No sólo en la gestación se lo ve aún
indistinto, raro, sino también en el pase a la red. Las señales del irregular
cambio de ritmo y posterior definición las demostró en plena pretemporada. Hoy
en día las sigue padeciendo en pleno torneo, tres goles en cuatro partidos, dos
de Hesar cuando jugó en el mediocampo y uno de Sepúlveda ingresando en el
complemento frente a Platense.
El “león” tiene cuatro unidades, sigue en carrera por los dos puestos más importantes que otorga la Zona Campeonato A. El margen es mucho menor, las carencias deben desaparecer y la fortuna está obligada a darle una mano. Estudiantes recibirá el domingo 27 a Ferro, otro partido clave para ganar y seguir recalculando.