SERÁ UNA FIESTA…

El domingo será un día muy importante para la Liga Regional. El torneo Apertura de Primera A se definirá en una final entre dos equipos de campañas excelentes. Acción Juvenil y Alberdi dirimirán la corona en 90 minutos de alta tensión en cancha de Estudiantes. Las tribunas del Antonio Candini estallarán de gente.  Será una fiesta del fútbol regional.

Esa premisa fue la que prevaleció a la hora de permitirle a la hinchada de Alberdi asistir a la cancha, pese a que todavía no cumplió con las seis fechas de sanción que le impuso el Tribunal de Penas de la Liga. Es la que permitió el “entendimiento alcanzado” por las partes en la reunión del jueves en el Centro Cívico. Fue la misma proclama que apareció en las páginas de diario Puntal, en palabras del presidente de Estudiantes, Alicio Dagatti, cuando ofreció el estadio para una final, que todavía no estaba confirmada.

Los dirigentes de ambos equipos y la Liga se pusieron de acuerdo para que el partido se juegue con ambas hinchadas. Los organismos de seguridad, que hace un mes recomendaron sancionar a la parcialidad de Alberdi, dieron el visto bueno. Son los mismos que no sólo hicieron jugar al “mercedario” sin su gente, sino que lo obligaron a cambiar de localía por considerar que sería de alto riesgo jugar un partido en El Trampero.  Todo eso quedó atrás y ahora dicen que es más seguro que la gente vaya a la cancha. Este cambio de opinión genera un poco de ruido.

Vale aclarar que la sanción no se levanta. Sólo se hace una excepción. Alberdi deberá jugar sus próximos dos encuentros como local y uno como visitante, sin su gente. La final  es un partido que no estaba en los planes cuando llegó la decisión del Tribunal de Penas.

Es probable que el domingo no pase nada, pero el antecedente que la Liga y los organismos de seguridad dejan sentado puede ser peligroso. Más allá de que el Candini ofrezca mejores condiciones de seguridad, que la hinchada del “mercedario” pueda ir a ver la final, relativiza la sanción. La Liga y los organismos de seguridad borran con el codo lo que escribieron con la mano.  

Esta excepción implica que ni los organismos de seguridad ni la Liga creen mucho en la sanción que aplicaron para combatir los hechos de violencia. La normativa está para que las hinchadas tengan en claro que, si ocasionan desmanes, se perderán los siguientes partidos de su equipo. El castigo es no poder estar presentes para apoyar al club en momentos importantes ¿Qué es una final si no un momento importante? Es decir, se supone que el no ocupar las tribunas en una instancia como esta, sería el ideal para este tipo de decisiones correctivas. El permitir que la parcialidad mercedaria pueda ver la consagración de su escuadra atenta contra el espíritu de lo dictaminado hace un mes atrás.

Este tipo de sanciones busca también concientizar a través del bolsillo. Al no poder llevar a su gente de local, los clubes dejan de recaudar dinero. Ni hablar cuando el equipo pelea por el título y convoca aún más. Al levantar la pena por este partido, Alberdi recuperará algo de lo que perdió en el encuentro como local que jugó sin su público.

Que la hinchada de un equipo sancionado pueda ir a ver una final deja al descubierto que, no solo no se cree en este tipo de medidas, sino que estas no tienen sentido a la hora de cumplir con su objetivo: la prevención de la violencia. Primero porque son meramente punitivas. Buscan castigar más que evitar. Segundo porque en algún punto son injustas. La dirigencia de Alberdi tiene razón cuando dice que no pueden castigar a toda su hinchada porque una sola persona hizo macanas, más todavía si este sujeto fue identificado. Tercero porque la violencia en el fútbol no es algo que tenga que ver sólo con hechos puntuales. Es algo más profundo asociado con cuestiones culturales que forman parte del deporte y que se relacionan con el contexto social que hoy vive el país.

La final será una fiesta del fútbol y el Apertura tendrá un justo campeón que podrá celebrar con su gente. La presencia de la gente de Alberdi será una muestra más que este tipo de sanciones se toman más para causar un efecto que para encontrar soluciones.

Por Agustín Hurtado / Periodista y docente universitario