Fútbol
Agustín Domínguez: “Es lo máximo que me pasó en Primera”
El arquero de Sportivo Municipal, quien tapó el penal sobre la hora y mantuvo el 1 a 1 ante Renato Cesarini, habla de la emoción del momento y cuenta de su inicio en el arco en inferiores dirigido por su actual DT de Primera, Diego Brito.

Ganar o empatar un partido con un gol sobre la hora está entre las satisfacciones preferidas por la mayoría de los hinchas del fútbol, si bien una goleada permite disfrutar el juego con mayor tranquilidad, la adrenalina de un final incierto y el desenlace a favor de los colores del corazón generan un éxtasis que se guarda, vaya una a saber por qué lógica de la neurociencia en un lugar latente de los recuerdos.
Sólo una situación puede superar ese nivel de ansiedad, y es un penal en contra en el minuto final y que no termine en gol. Esto se dio el pasado domingo en cancha de Renato Cesarini, y con un condimento extra: Ni siquiera el rebote valía. El duelo, hasta allí 1 a 1, se terminaría cuando la pelota enviada por Emiliano Picco (Renato) hacia el arco de Agustín Domínguez (Sportivo Municipal) finalizara su trayectoria.
El remate del delantero terminó en las manos del arquero. La “M” salvó el punto de visitante y Domínguez empezó a vivir su momento de idolatría: “Estoy feliz, estaba emocionado porque nunca me había pasado y lo primero que hice fue ir a saludar a mi viejo que estaba muy emocionado también”, cuenta el 1 del equipo de barrio Santa Rosa cuando ya pasaron más de 24 horas de ese momento que duró apenas algunos segundos y desató un largo festejo.
“Pude ayudar al equipo que era lo más importante”, dice Domínguez y agrega un dato: “El año pasado creo que atajé 4 de 5 que me patearon, ojalá que siga sirviendo para ayudar al equipo”, y agrega que “no me había pasado nunca, fue la primera vez” en la que le cobran un penal con el que se terminaba el partido sin siquiera valer el rebote, situación que aclaró explícitamente el juez Delmo Dardanelli una vez sancionada la falta y antes de la ejecución.
“Yo lo llamé a (César) Rosales, le comenté que lo veía nervioso (a Picco) y que para mí lo iba a cruzar, vinieron 2 de experiencia, César y Germán (Rodríguez) que me dijeron que lo espere y me ayudó muchísimo”, comienza a describir los momentos que vivió entre la pitada de la falta y la ejecución.
Pero llegó el momento de quedar solo bajo el espacio de 7,33 metros por 2,44 en los que el delantero intentaría hacer pasar el balón sin que sea interrumpido por él: “Por la forma que se acomodó parecía que iba a abrir el pie, pero en un momento no sabía que iba a hacer. Y vino muy despacito el fútbol”, describió el puñado de segundos en que el partido volvió a ponerse en marcha para finalizar en el momento mismo en que la pelota tocó sus manos y cambió la dirección hacia el centro del campo de juego.

Después vino la mejor parte: “Los primeros que vinieron a festejar fueron el Gillette y Fabri (Brian y Fabrico Gallardo), y me dijeron ‘Bien loco tarado’, después llegaron todos los compañeros y ahí me emocioné”, relata.
“Se lo dedico a mi papá y a mi mamá”, dice durante la charla con Al Toque Deportes y recuerda que luego del festejo lo primero que hizo fue ir abrazarlos a través del alambrado.

“Quería atajarlo porque antes me había mandado un moco, estaba enojado y hasta quería salir, porque había tenido un error en un centro, salto antes, no llego a agarrarla y terminó en el córner desde el que vino el gol de ellos. Pero el fútbol me dio revancha al último. Fue hermosa la revancha”, agrega el dato que le da un condimento especial a la jugada.
“Fue hermoso, es lo máximo que me pasó en Primera”, aclara como si su relato dejase dudas, y potencia el hecho por haberlo conseguido ante un jugador de gran trayectoria como Picco: “Es un gran jugador, ya lo había enfrentado en el clásico Municipal – Alberdi y me había hecho un gol de cabeza, ahora estamos empatados”.
Del punto salvado con su atajada, dijo: “Nos sirvió muchísimo, ante un gran rival que tiene jugadores con buen pie, ya habíamos hablado con los chicos que si no se podía ganar había que empatar”.
Finalmente contó la parte menos conocida de la historia, el cómo se convirtió en arquero y la importancia del hoy DT de la Primera de Municipal, Diego Britto, en ese momento.
“Yo en inferiores jugaba de 5 en Municipal, después me fui un tiempo a Estudiantes y cuando vuelvo, Diego me preguntó si quería ser arquero, acepté que me pruebe y no me sacó más”, empieza la historia.
“Nos faltaba arquero, yo no sabía ni ponerme los guantes, aprendí muchísimo con él, es buenísimo y lo quiero muchísimo”, agregó.

Luego llegó la parte más conocida: “Debuté en Primera cuando tenía 15 o 16 años, después volví a Reserva y cuando llegó el ‘Pato’ (Rubén) Pezzella me volvió a Primera”.
De su encuentro con el DT tras el penal, reveló: “Me dijo que no lo vio, me preguntó en el vestuario a donde lo pateó, porque se dio vuelta porque estaba nervioso ja ja”.
Luego llegó el video de la atajada por las redes y una gran repercusión: “Tenía una felicidad enorme, la gente que ni conozco me etiquetó en Instagram con el videíto y me felicitaron”.
Fotos: Al Toque / prensa Municipal
Redacción Al Toque
Este artículo fue posible a la autogestión de periodistas. Hoy necesitamos de vos. Te invitamos a que seas parte de la comunidad de Al Toque Deportes asociándote con un mínimo aporte mensual
