Columnistas
El arte de dominar, sea con las armas que sea
Por Leonardo Gasseuy
Paul Tibbets, Little Boy y el Enola Gay son trágicamente la misma cosa. Una triple combinación de nombres que radicalizan el más claro ejemplo de devastación. El piloto, la bomba atómica y el mítico avión que la madrugada del 6 de agosto de 1945 pulverizó Hiroshima. Fue el comienzo del final de Japón en la Segunda Guerra, pero en forma figurada la instauración de un modelo de radiación que hoy, sin la misma química, con otras armas y los mismos cerebros, buscan exactamente los mismos resultados.
Es una constante de la especie humana: dominar a sus semejantes. De ser verdad lo que dice Génesis –primer libro del Antiguo Testamento- los hermanos Caín y Abel debían entregarle a Dios distintas ofrendas en su altar. Antes de eso, Abel le mintió a su hermano, acerca de los gustos del Supremo y lo manipuló para que su obsequio sea elegido.
Cuando Dios se inclina por el regalo del tramposo Abel, el hermano mayor entra en cólera por los celos y lo mata. Caín, el primogénito de Adán y Eva, comienza a marcar el rumbo del mundo. Genera el primer fratricidio de la humanidad y es víctima de una manipulación mentirosa que termina con una muerte. Desde el comienzo, las cartas estuvieron claras. Ese engaño, aunque individual, fue el mayor genocidio de la historia de la humanidad. El mundo estaba habitado por 4 personas. La operación manipulativa exterminó al 25 por ciento del planeta.
Hoy los grupos dominantes no necesitan – y no pueden – utilizar el avión americano y descargar un arsenal atómico sobre Latinoamérica, pero los métodos que utilizan son tan arteros y letales, que bien vale la comparación. La usura internacional toma partido en socavar los cimientos de gobiernos corruptos, luego de eso la homogénea labor de amenazar, operar y oprimir queda en manos de los siempre.
Latinoamérica, con su plurietnia y su maravillosa geografía, pareciera ser víctima de un maldito designio de sufrimiento semejante al de Prometeo, que, acusado de haberle robado el fuego a Zeus, este lo condenó a estar atado a una roca de por vida y que diariamente un águila le devore el hígado. El órgano de Prometeo se regeneraba cada noche, pero invariablemente con el alba, el ave continuaba con su rapiña, hasta hacerlo morir mediante un sufrimiento inhumano. La genocida conquista de 1492 comenzó con este progresivo desangre. Los primeros saqueadores comenzaron la obra, no se interrumpió nunca y desde hace 528 años los que ganan son los mismos, y los que sangran también.
En los setenta, como coletazo de la guerra fría, la CIA creó un plan de inteligencia, coordinado con los servicios de seguridad de las dictaduras militares de Brasil, Argentina, Chile, Bolivia y Paraguay, para aniquilar la izquierda opositora. Se llamó Plan Cóndor y el autor intelectual junto a los espías norteamericanos fue el General chileno Manuel Contreras, quien fue juzgado por 23 causas y cada una de ellas le valieron 360 años de cárcel. Antes de morir en la cárcel, el represor dijo sentirse orgulloso de su trabajo. El Plan respondió a una matriz de control ideológico, persecución, desaparición forzosa y muerte.
Hoy – los mismos – entran en escena y generan operaciones con una densa trama de servicios de inteligencia, think tanks y empresas de comunicación. El centro de poder global hoy utiliza estas armas. Como será de dominante la posición de ejercer hegemonía que EEUU planifica, sobre los gobiernos latinoamericanos con la CIA y el Pentágono, elementos de coerción que comandan entre otras cosas, la creación de empresas que se ocupan de crear cuentas falsas parametrizadas, para emitir noticias mentirosas y mensajes de odio. Hoy la radiación sistemática y letal, son las plataformas digitales para investigar qué procesos comunicacionales interfieren en la conducta de sus usuarios. Como nunca, como siempre.
Los motivos son muchos, como lo marca la historia del cono sur. La presencia de una derecha oligárquica, con una neo evangelización que viene por todo y es nacida en las entrañas de los países sudamericanos, al servicio de los verdaderos dueños del mundo. Para los EEUU, en parte, se trata de impedir la penetración del capital chino en el continente y, además, fortalecer los ajustes de control para que el dólar se ratifique como divisa mundial y por lo tanto el yuan chino carezca de la autonomía suficiente para desafiar la hegemonía financiera de los EEUU.
El imperativo es tener el control y lograr la dominación total. Tal cual propone el Club Bilderberg: un gobierno mundial, una única religión, un mercado único y un solo ejército. Todo eso posibilitará blindar el esquema de que solo 7 ultra ricos posean el equivalente a la riqueza del 60 % de la población. Edward Bernays, antes de morir en 1995, en un ensayo de Publicidad y Relaciones Publicas, vaticinó que “somos dominados por un grupo de personas relativamente pequeño que entiende que los patrones mentales de las masas responden a la propaganda y esta es el brazo ejecutivo del gobierno invisible”
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En Latinoamérica la manipulación no solo es digital. Con perversidad se utiliza a ídolos populares para cumplir el mandato hegemonizante. Vengo a ver a mi amigo Neymar, quiero darle un abrazo” dijo Jair Bolsonaro el año pasado cuando ingresaba al Hospital Ortopédico y de Medicina Especializada de Brasilia, el jugador acababa de ser operado y el presidente hacía pública la visita.
Neymar, de raíces pobres y negras – días atrás protagonizó un altercado en medio de un partido y denunció que el español Álvaro González lo discriminó con comentarios racistas – avala las políticas de su amigo Bolsonaro, quien lo utiliza por el enorme seguimiento popular que el capitán del scratch cuenta. “Meterse con mi color de piel, es pisotear a una parte de la humanidad” dijo Neymar después de la denuncia. González jura no haber mencionado un insulto racial.
Tampoco se expresó el jugador cuando Bolsonaro dijo que «no corro el riesgo de que uno de mis hijos se enamore de una mujer negra porque fueron muy bien educados». Nada más lejos que juzgar al futbolista, solo se expone la manera en la que se representan las mil formas de manipular para dividir y construir hegemonía.
Latinoamérica se especializó en perder y hoy solo se sostiene por la dignidad de su gente. Eduardo Galeano magistralmente nos contó que los males empezaron cuando llegaron las carabelas de saqueadores: “Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: ‘Cierren los ojos y recen’. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia”. Pasaron los siglos y seguimos penando. Hoy el método es invisible y subliminal. Frío y tan certeramente letal, que con un solo click sus algoritmos nos hackean hasta los sentimientos.
* Leonardo Gasseuy vive en San Francisco, Córdoba. Es empresario. Apasionado del deporte, la geopolítica y la historia.
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