El legado de Quino: el potencial de la historieta y la ilustración como herramientas de comunicación

El pasado miércoles 30 de septiembre nos dejó Joaquín Salvador Lavado Tejón, conocido en todo el mundo como Quino. Humorista gráfico, historietista y padre de uno de los personajes más emblemáticos de nuestra cultura: Mafalda.

Desde sus comienzos, Mafalda se constituyó como todo un símbolo de varias generaciones que crecieron leyendo sus aventuras, pero también de la cultura de nuestro país. Quino nombró aquello que en los años 60 era innombrable: denunció las condiciones de las mujeres en la sociedad, la pobreza y las injusticias de aquellos años. Parece impensable que la tira donde Mafalda le pregunta a su mamá “qué harías si vivieras” siga vigente para representar el rol de las mujeres en nuestra sociedad, relegadas al cuidado del hogar y de los hijos e hijas.

Quino supo usar el humor y la historieta como herramientas para visibilizar los males sociales que muchos, hasta hoy, quieren ocultar. Con el dolor de su partida, nos detenemos a reflexionar: ¿Cómo podemos cambiar este mundo injusto con la herramienta que tenemos a mano, la comunicación? ¿Cómo honramos el legado imborrable que nos dejó este pensador argentino?

La comunicación está relacionada directamente con la condición esencial del ser humano, que es vivir en comunidad, y que mediante la producción colectiva de significados construye la cultura de esa comunidad. Tendemos a pensar a la comunicación reducida a su función tecnológica como medio para transmitir o difundir mensajes, pero es mucho más que eso. La comunicación es el escenario donde se otorgan sentidos a todo aquello que llamamos realidad, según las palabras de Washington Uranga, periodista, docente e investigador de la comunicación.

Entonces, podemos pensar que la comunicación es un espacio para disputar sentidos y crear realidades distintas. La ilustración, como forma de comunicación, puede sernos de mucha ayuda a la hora de representar mundos nuevos, poco nombrados o invisibilizados.

Podríamos definir la ilustración como una imagen narrativa particularmente persuasiva, por lo tanto, capaz de transformar el mundo. Por su lenguaje, sus elementos, códigos, sintaxis y propiedades secuenciales, está capacitada para transmitir mensajes narrativos completos y eficaces capaz de representar una realidad.

La era digital permitió que muchos ilustradores e ilustradoras adoptaran esta herramienta para contar historias. Paula Boffo, conocida como Supermerkado es historietista e ilustradora LGBTI, con sus ilustraciones comunica la realidad de todo un colectivo, que hasta hace poco no era siquiera representado en los grandes medios de comunicación. Como Quino, con sus dibujos expresa una realidad que parece no existir para algunos, a pesar de su resistencia.

Agustina Guerrero, también ilustradora, con su arte representa la cotidianidad, desde su mirada del mundo, aquella de una mujer treintañera que narra lo que parece a nadie importarle: los desamores y amores, la convivencia con un otro, las inseguridades, la fatiga de la rutina, el estrés, las amistades. 

El potencial de la historieta y la ilustración como herramientas de comunicación es imparable. Cada una de ellas, entre tantos otros, cuentan el mundo desde la ilustración en un proceso de producción, intercambio y negociación de formas simbólicas, que genera conocimiento y cultura, capaces de transformar las injusticias de la sociedad, pero también de transmitir valores y sentimientos, necesarios para pensar estrategias de marketing adecuadas.

La comunicación es un mundo infinito de posibilidades que en nuestra gráfica aceptamos todos los días navegar y conocer. Porque sabemos el poder que tiene y la responsabilidad que tenemos por trabajar en este campo. Seguimos haciendo reales las ideas, porque como Quino y tantos otros, nosotros también amamos lo que hacemos.