Fútbol

Juventud Unida y un equipo técnico que hizo la diferencia

Desde diciembre a esta parte la institución “tricolor dio inicio a un nuevo proceso que abarcó diferentes facetas. Acortó presupuestos, en enfocó en lo formativo e incorporó a Darío Bringas como DT, que vino con un grupo de profesionales a realizar un trabajo más que interesante. Qué herramientas utilizó “Manzana” para construir al líder del torneo Apertura.

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Si vamos a las estadísticas e incluso consultamos a los propios protagonistas acerca del inicio de una nueva temporada del fútbol de Liga Regional de Río Cuarto, todos van a ahondar en el concepto de paridad estadística. “El cualquiera le gana a cualquiera” y “quien gane dos o tres partidos se despega”.

Las nueve jornadas que se disputaron en el Torneo Apertura de Primera División A mantuvo ese índice. Incluso la última fecha que se jugó (la 9) entregó un registro de seis empates, cuatro por 0 a 0 y dos 2 a 2. Entre las tres victorias que se produjeron en este capítulo del Apertura hubo dos goleadas, y fueron por parte de Juventud Unida de Río Cuarto (3-0 vs Ateneo) y Toro Club (5-2 vs Roncedo), mientras que Lutgardis Riveros venció por la mínima a Atlético San Basilio, con un gol de penal.

Las dimensiones de la cancha y el rigor físico por haber comenzado primero la temporada en el Torneo Provincial quizá fueron factores claves que ayudaron a Toro a golear a Roncedo, la condición de local (que poco ha prevalecido) y la técnica en la pegada de Julián Navalón le dieron la mínima ventaja a Lutgardis sobre Atlético San Basilio. En tanto, lo de Juventud Unida coincidió con una seguidilla de triunfos (5) que ratificó el trabajo técnico, táctico y físico que vienen realizando desde diciembre hasta estos días.

El cuerpo técnico de Darío Bringas vino a marcar un cambio en la institución y se muestra como uno de los espejos en el devenir del fútbol en el ámbito semi amateur. “Manzana” se vio obligado a reducir su presupuesto, por objetivos institucionales, y apostó a la incorporación de más especialistas en su equipo de trabajo que sirviera para potenciar los valores que ya tenía Juventud.

Bringas se presentó en el “tricolor” con seis colaboradores, que cumplen funciones ligadas a la preparación física, factores técnicos/tácticos, entrenamiento específico para arqueros, videoanálisis y obtención de datos. Sucedió todo de manera espontánea, los conocimientos ya venían de antemano y los futbolistas se adaptaron a la perfección a la nueva propuesta.

Darío Bringas como DT, Iván Salgado de ayudante de campo, Diego Seimandi y Marcelo Ducart como analistas y coach, Federico Bearzotti como preparador físico, Nicolás Guillén como kinesiólogo y Jonathan Cabrera como entrenador de arqueros. El cuerpo técnico completo de Juventud Unida.

Esa capacidad de adaptación, esa posibilidad de corregir o de buscar nuevas maneras para conseguir lo que busca, es uno de sus grandes méritos que tuvo Juventud Unida para sacar esa luz de ventaja sobre el resto.

Hay varias aristas a analizar y que hacen a esa diferencia. La primera se enfoca en la preparación física, donde hubo algunos condicionantes también. Ante la imposibilidad de contar con grandes espacios en el predio Los Teros y la falta de iluminación en las canchas auxiliares, el cuerpo técnico se vio obligado a reducir sesiones de entrenamientos y vincular las facetas físicas, técnicas y de control de diagnósticos en tal sólo una hora y media o máximo dos. Prácticas acotadas en tiempo, con mayor intensidad y mucho contenido para la cabeza y el cuerpo del jugador. La primera señal, donde el C.T. sacó ventaja y fortaleza ante las debilidades y amenazas de la infraestructura.

La segunda faceta es la importancia que le dio este cuerpo técnico al dato. La estadística conseguida a través de las filmaciones de partidos, posterior videoanálisis  e intercambios de opiniones ante lo que entregan los números. Todo en pos de corregir, modificar y respaldar conceptos al interpretar en casi cuatro horas de trabajo por día en este campo. El “big data” aplicado al fútbol, algo que se viene por estos lados.

Lo tercero estuvo basado en lo lúdico, volcado a juegos de mente para el desarrollo neurológico de los futbolistas. Esta iniciativa se tuvo en cuenta por las secuelas que han sufrido las personas tras contraer COVID-19 y las consecuencias que ha generado la pandemia tras el encierro preventivo y obligatorio. Bringas propuso el ajedrez, aunque al haber poco entusiasmo se inclinó por un juego instalado en el celular llamado Limusin, para potenciar la toma de decisiones bajo la competencia interna del plantel (el juego permite tres sesiones por día para evitar adicción).

Lo cuarto fue la apertura de “cabeza” del propio Bringas. Dejó de lado su “librito” táctico y se interesó por nuevas metodologías.

Estos factores hicieron que el porcentaje de pérdidas sean menores en cancha, se encuentren más posibilidades de gol en la ofensiva y hasta llevó a un cambio de esquema. Además de un avance en el rendimiento individual de los futbolistas, por la preparación previa y la mejora a partir de dato. Los casos más sobresalientes fueron el de Facundo Quiroga, naturalmente un extremo por izquierda corrido al interior del ataque, que en el 1vs1 encontró más variantes y es incluso el jugador que más conecta con sus compañeros. Y el de Lucas Alassia, un lungo central, que vio sus mejores presentaciones como lateral izquierdo.

Iván Salgado (AC), Darío Bringas (DT) y Marcelo Ducart (videoanálisis), tres de los siete miembros del cuerpo técnico de Juventud Unida.

Así es como se explica la ventaja que ha sacado Juventud Unida de Río Cuarto en la tabla de posiciones, en la cual hilvanó cinco victorias al hilo en las últimas presentaciones. En nueve fechas registra seis victorias, dos empates y una sola derrota. Además, es el segundo equipo más goleador del certamen con 21 tantos (detrás de Toro que tiene 22) y el segundo menos goleado con 6 conquistas en contra (detrás de Atenas, con 5).

Este trabajo propuesto por la entidad y que tiene a Darío Bringas como cabeza de grupo marcó el mejor registro estadístico en su corta vida institucional. Los 20 puntos y esa pequeña luz de ventaja sobre Atenas (18) marcan que Juventud Unida registra el mejor inicio en su historia compitiendo en los torneos de Primera A de Liga Regional de Río Cuarto.

Desde el ascenso en 2014 el “tricolor” nunca había sumado esa cantidad de puntos al cabo de nueve fechas jugadas. Lo más cerca se produjo en las temporadas 2015 y 2018 (se consagró campeón), donde en los Apertura cosechó 19 unidades. Mientras que en el Clausura 2014, donde fue campeón, el Apertura 2017 y el Clausura 2019 llegó a la suma de 18 puntos.

Los números esperanzan a la familia “tricolor”, y todo se explica con el trabajo mancomunado que hay detrás. Juventud Unida no sale a “ganar como sea”, se vinculó en un mundillo poco explorado por el fútbol amateur y hasta el momento consigue resultados.

La unión de las áreas, por Marcelo Ducart

El docente, investigador y escritor, que se desempeña profesionalmente en la Universidad Nacional de Río Cuarto, es una de las incorporaciones que tiene Bringas en su cuerpo técnico. Junto a Diego Seimandi están a cargo del videoanálisis y la obtención de datos. Ducart define sus funciones dentro del plantel y da a conocer aristas puestas sobre la mesa en el trabajo que llevan desde diciembre hasta la actualidad.

La novedad en el trabajo que hacemos está en las formas que utilizamos, no en las posiciones y cargos que tenemos cada uno. Normalmente en los clubes se suele trabajar de manera aislada, por un lado dirección técnica, por otro corre lo físico, la kinesiología y diagnóstico y recuperación de lesionados. Por otra parte lo dirigencial. La gran novedad de este cambio ha sido posibilitar la unión de todas las áreas, para que cada uno que conforma el equipo pudiéramos participar de todos los análisis individuales y colectivos que hacemos hacia los jugadores. Por lo general todo ese trabajo quedaba reservado para el técnico. Creo que hemos convertido a la institución en una usina de conocimientos, con la construcción de muchos datos”, dice el profesor.

Y agrega: “Acá nadie se pisa, sino que se complementan las partes. En mi caso estoy abocado al registro de videos y análisis. A partir de eso salen datos, producidos por el propio programa, que luego se vuelcan a un análisis más profundo, porque el dato frío no nos sirve y una sola mirada sobre ese dato tampoco. Toda esa producción de datos es vista por todos los miembros y a partir de ahí surgen debilidades, fortalezas y desafíos. Eso nos ha permitido crecer a medida que pasaron los partidos”.

Ducart: «hemos convertido a la institución en una usina de conocimientos».

– ¿Se puede decir que Bringas abrió puertas al conocimiento?

– Este cambio tiene que ver con un grado de apertura del entrenador, con el cual comparto una gran amistad desde su proceso en Atenas en 2016. Al principio mi función fue colaborar desde afuera, luego fui coach de los profesores de infanto juveniles, y en el tiempo en el que Darío estuvo sin dirigir nos acercamos más para compartir conocimientos y nos capacitamos. Eso fue decisivo para que Darío empezara a pensar en otras estrategias para afrontar objetivos con un equipo. Siempre me baso en un dicho que dice Mourinho: ‘quien sabe solamente de fútbol, no sabe nada de fútbol’, y en ese sentido Darío se vio motivado en aprender y comenzar a leer otras cosas que vienen de otros campos y ayudan a modificar lo que pasa dentro de la cancha.

– ¿Qué permiten ver los análisis fuera del campo de juego?

– En el equipo preparamos cada uno de los partidos de manera individual, con la intensión de identificar fortalezas y habilidades de acuerdo a destrezas técnicas. Y después nos enfocamos básicamente en la organización estratégica. Esto tiene que ver con la elección de cada jugador para determinado partido, con la variante táctica y las diferentes estrategias para contrarrestar el juego contrario. Repito, normalmente esto queda en manos del cuerpo técnico, pero acá en Juventud hay una excepción que es la comunión de varios integrantes. Tenemos quince puntos de la cancha divididos, en los cuales nos ubicamos y vemos los desempeños en los sectores. Luego surge un flujo de relaciones, donde se ven conexiones y rendimientos individuales de jugadores en los puntos señalados.

– ¿Eso llevó hasta un cambio de esquema?

– Con el correr de los partidos nos dimos cuenta que algunos futbolistas rindieron más en otra posición en referencia a dónde venían jugando. El sistema táctico también se vio afectado, y todo surgió por el análisis que se hizo desde afuera de la cancha. El dato frío no significa nada, pero si lo analizás arduamente puede llevarte a grandes conclusiones y te conduce a los caminos correctos.

https://www.youtube.com/watch?v=99JBy_vMP9g&ab_channel=MarceloDucart

– ¿Esos estudios también ayudaron a una mejora física?

– En cuanto al plantel, había un grupo bastante heterogéneo. Cuando hicimos un diagnóstico de las características de cada futbolista nos dimos cuenta que los de mayor edad tardaron más en ponerse a los ritmos del entrenamiento por el gran parate que hubo. La puesta a punto de esos jugadores ha sido algo muy complejo, porque se produjeron algunas lesiones y nuestra planificación estuvo expuesta a ensayo y error. Es más, en los primeros dos partidos se utilizaron para aprender en una situación puramente de campeonato y competencia. El fútbol que se jugaba hace 15/20 años no es el mismo que el de ahora. Los conocimientos de antes ahora exigen mucha más preparación, porque la forma de aprender siempre avanza.

– Sin embargo también se sentirán perjudicados por el parate…

– El virus deja secuelas, tanto permanentes como temporales, a nivel psicológico y neurológico. Un nuevo parate, que descarta la posibilidad de entrenar juntos, complica el trabajo desde varios factores. En primer lugar hay que priorizar la salud, segundo: ver en qué condiciones físicas nos encontramos a la hora del parate, tercero: los espacios con los que cuenta cada jugador en su vivienda para desempeñar el trabajo a distancia. Y cuarto, y no menos importante, el factor económico, ya que si nos dejamos llevar por lo del año pasado, podemos sufrir grandes consecuencias. Un equipo planifica a mediano y largo plazo, y estas interrupciones rompen con todo eso.

Redacción Al Toque
Fotos: prensa Juventud Unida RC

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