Columnistas
Kasper Hjulmand, el líder que conduce el sueño de Dinamarca
Por Marcelino Gasseuy
Cuando en 1979 Josef “Sepp” Piontek fue designado como entrenador de Dinamarca, el alemán logró una verdadera revolución futbolística en la selección escandinava. Aunque Dinamarca siempre ha producido grandes jugadores, los que jugaban en el extranjero no eran tomados en cuenta para la selección nacional. Piontek viajó a través de Europa para observar a los jugadores y persuadió a las estrellas. Nació la «dinamita danesa» y cambió para siempre al fútbol danés. De su mano llegaron a las semifinales de la Eurocopa 1984 – perdieron en semifinales con España por penales – y lograron clasificar por primera vez a una Copa del Mundo al participar en México 1986.
Si Pontiek permitió cambiar a la estructura futbolística, Richard Møller Nielsen fue el encargado de otorgarle otra mentalidad a los jugadores. Les enseñó que su pequeño país podía ser protagonista. Les marcó el camino de que era posible ser los mejores. En el verano de 1992, en Suecia, Dinamarca deslumbró al planeta al conquistar la Eurocopa 1992. Llamada tras la exclusión de Yugoslavia por la guerra de los Balcanes, Dinamarca ganó a Países Bajos – defendía la corona – en semifinales y a Alemania – campeón del mundo en Italia 90 – en la final.
Veintinueve años después de ese título contra todo pronóstico, Dinamarca ha vuelto a poner su nombre en la historia del fútbol al llegar a las semifinales de la Eurocopa 2020. A diferencia del elenco campeón en 1992, la nueva generación son jugadores millonarios que juegan en equipos de las principales de Europa. Pero mantienen el legado de los héroes de Gotemburgo.
La hazaña de Dinamarca en esta Eurocopa ha sido humana, antes que deportiva. En el imaginario de los aficionados al fútbol estará por siempre la imagen en la que los jugadores de la selección danesa formaron un círculo vikingo en torno a Christian Eriksen y los médicos mientras estos le realizaban un masaje cardiaco al volante del Inter de Italia para salvarle la vida.
Desde entonces Dinamarca jugó por Eriksen. Así lo manifestaron públicamente y así lo están haciendo en el campo de juego. Llegaron a la última jornada del Grupo B sin haber sumado unidades. Pero en las dos primeras fechas los resultados no reflejaban lo que Dinamarca generaba en el campo: 43 disparos y un gol a favor; seis tiros y tres tantos en contra. Pero todo se destrabó en la tercera jornada. Goleada 4 a 1 a Rusia y clasificación a los play off. En la instancia de eliminación directa venció a Gales en octavos y a República Checa en cuartos de final. En semifinales también enfrentará a la adversidad. Jugará ante Inglaterra, el gran candidato, en Wembley.
Después de ese difícil momento que atravesó el plantel danés fue el director técnico Kasper Hjulmand quien tomó el protagonismo para comandar a sus dirigidos. «Estamos jugando con el corazón de Eriksen», expresó. Eriksen unificó e inspiró a su equipo y a su país, Hjulmand se encargó de forjar un plantel con fuerte voluntad. “Miramos a la muerte a los ojos y nunca más quisiera vivir algo así. Casi perdimos a nuestro mejor amigo, a nuestro mejor jugador, al corazón de nuestro equipo. No sabíamos cómo lidiar con esto. Si dentro de 15 o 20 años echo la vista atrás recordando estos días diré que fue de locos”.
Desde lo táctico resolvió con claridad la ausencia de su principal jugador. La falta de Eriksen obligó a una revisión formativa y posicional. Pasó de su formación preferida 4-2-3-1 a un 3-4-3 contra Bélgica y Rusia a un 4-3-3 contra Gales. Empujó a Pierre-Emile Højbjerg a un papel más avanzado. Aunque no es tan creativo como Eriksen, su franqueza, liderazgo y pases han marcado una gran diferencia. Para llenar el hueco que dejó Højbjerg en el mediocampo central, otorgó la licencia al zaguero Andres Christen para unirse al mediocampo y proteger a la defensa. Todos sus cambios funcionaron.
A estas modificaciones realizadas durante el torneo hay que sumarle su apuesta inicial por Joakim Mæhle. Hoy todos hablan de la gran actuación del volante del Atalanta en el certamen europeo (lleva dos goles y una asistencia) pero cuando Hjulmand apostó por él en el comienzo de su proceso muchos descreían de su elección. El caso Mæhle es un emblema de cómo ha evolucionado el equipo desde que el DT asumió el cargo.
Pero lo realizado por Hjulmand no se reduce a lo futbolístico. Su función principal ha sido liderar a su equipo ante la adversidad. Después del partido contra Rusia, el capitán Kasper Schmeichel dijo: “Los jugadores están recibiendo muchos elogios, pero hay una persona que no debemos olvidar y es Kasper Hjulmand”. Por su parte, el capitán Simon Kjær, expresó: «Kasper ha sido increíble en la forma en que lo ha manejado todo, concentrándose en el hecho de que seguiremos jugando al fútbol, pero sabiendo que estamos en diferentes lugares mentalmente. Al mismo tiempo, tuvo que lidiar con él mismo [y sus sentimientos]. Ha sido un entrenador fantástico y un líder para el equipo. Estoy muy agradecido de tenerlo como mi entrenador”,
La carrera de Hjulmand ha sido atravesada por diversas complejidades. Tuvo que terminar su carrera futbolística a los 26 años después de no menos de nueve operaciones de rodilla, pero pronto se hizo un nombre como entrenador. Tras comenzar en Lyngby, se unió a Nordsjælland como asistente en 2008 antes de ser ascendido a director técnico principal tres años después. Logró conquistar el primer campeonato danés para su equipo en 2012 antes de probar suerte en Alemania, reemplazando a Thomas Tuchel en Mainz al comienzo de la temporada 2014-15. Su estadía no duro mucho porque, además de no obtener buenos resultados, a los siete meses tuvo que volver a Dinamarca por un incidente familiar.
Hjulmand avanza guiado en la inspiración que le genera Pep Guardiola. “Será recordado como el Steve Jobs del fútbol«, dice. En 2020, para sorpresa de todo un país, asumió como director técnico de la selección. «Si no puedes gestionar la presión, no deberías ser seleccionador nacional», expresó por esos días. Según sus más acérrimos críticos, su proyecto estaba destinado al fracaso. Pero para él, el trabajo de seleccionador nacional es algo más que dirigir un equipo de fútbol. «No me motiva ponerme como objetivo quedar entre los seis primeros o llegar a los cuartos de final; eso es sólo fijarse objetivos. Mi motivación, creo, viene de decir a los demás que sueñen en grande y que no tengan miedo de decir que esto es lo que soñamos. En nuestros sueños de la infancia, siempre acabábamos con el trofeo y hacíamos que la nación se sintiera orgullosa, pero para ello se necesita dedicación y trabajar muy duro. Sólo así se pueden hacer realidad los sueños».
Desde que llegó al cargo, Hjulmand no sólo ha inspirado a los jugadores. En el año transcurrido entre su anuncio como sucesor del noruego Age Hareide y su primera reunión con el equipo, no se limitó a reflexionar sobre cuestiones futbolísticas. También se puso en contacto con músicos, directores ejecutivos, el maestro de ceremonias real de Dinamarca y la ex primera ministra Helle Thorning-Schmidt, entre otros, para profundizar en la identidad nacional danesa. Les “habló de los ideales que deberían reflejarse en su equipo de fútbol”. Le propuso de crear una identidad en torno a la Selección de Dinamarca. Para él es importante “contar con el apoyo de la nación”.
Tuvo que tolerar una cantidad considerable de burlas. Por su pensamiento y sus inclinaciones filosóficas fue tildado de “soñador”, “poeta” e incluso “nerd”. Hasta que llegó el 12 de junio de 2021. Lo ocurrido con Christian Eriksen en el Parken de Copenhague paralizó a todo un país. Pero también dio a luz a un auténtico líder. La prensa danesa le ha dado un nuevo nombre: “frelser”, vagamente traducido como “salvador”.
«Los resultados son lo más importante«, dijo una vez en una entrevista con el medio Berlingske. “Si no obtenemos resultados, puedo sentarme aquí entre ahora y la víspera de Navidad y hablar y no importaría. Quiero dar esperanza a la gente, que esté orgullosa de los chicos que están jugando en la selección y que se puedan identificar con ellos. Son modelos a seguir y aceptan ese papel”. Tras la crisis los resultados empezaron a llegar. Y mientras eso sucede todo un país festeja que Eriksen se recupera y que a su selección de fútbol la conduce un entrenador que nunca dejó de soñar.
* Por Marcelino Gasseuy
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