Columnistas
Nos quedamos sin ídolos
*Por Iván Ortega
Se fue Carlos Alberto Tévez de Boca Juniors. El último gran ídolo que tuvo el “xeneize” en cancha. Porque Riquelme es otra cosa. Juan Román no sólo demostró ser un grandísimo jugador, sino que también con su carácter introvertido y algo polémico supo ganarse la admiración del mundo futbolero.
Carlos Tevez cumplió con varios de los ítems que se le exigen a un líder. Prácticamente en cada club que representó, supo erigirse a base de goles y rendimientos superlativos, como un símbolo. Pero claro, dentro de las diversas camisetas que el “Apache” supo vestir, hay una que por la idolatría que forjó y el sentimiento personal de hincha que lo vincula, sobresale: la de Boca. Aunque ninguno de esos trofeos que alzó, su vuelta desde Europa en 2015, en una de sus mejores etapas de su carrera, las idas y vuelta a China, y el amor que siempre manifestó hacia la “azul y oro” alcanzaron.
Su última imagen es una bofetada a una trayectoria extraordinaria: un penal pateado con alma y vida, que devuelve el travesaño, y eliminación a manos de un Racing que no hizo mucho para merecer la clasificación (de hecho fue goleado en la final vs Colón). Tévez anuncia su salida de Boca en una conferencia de prensa tan conmovedora como polémica. Jorge Ameal le adelanta la declaración y Carlitos sólo responde diciendo “ya lo dijo todo, presi”. Mientras tanto, los miembros del Consejo de Fútbol, con Riquelme a la cabeza, no se hacen presente.
Carlos Tévez, el que acaba de anunciar que abandona Boca, su gran amor, es un ídolo que se va triste. Remarca que se siente lleno y que no tiene más nada para dar. La muerte de su padre Segundo lo golpeó demasiado, esa es la principal causa para alejarse del fútbol y estar más cerca que nunca de su familia. Aunque todo el mundo sabe que las controversias, los deslices y los puñales internos también fueron decisivos.
El “Apache” fue perdiendo de a poco el mote del “Jugador del Pueblo”, por las desafortunadas jugadas que tuvo donde lesionó gravemente a varios de sus colegas, por los turbios negocios que mantiene con Daniel Angelici y Mauricio Macri, y por la culpabilidad pura y absolutamente de un periodismo porteño que persiguió intereses dispares a los del propio Carlitos.
En el último tiempo toda esta mezcolanza se vio dentro de la cancha: las cuestiones familiares, los conflictos del mundillo Boca y la carrera política que persiguen varios personajes de ese mundo desgastaron al último ídolo de la entidad de La Ribera.
Hace tiempo que el ídolo no se ríe, más allá de los dolores de la vida. Del paso del tiempo, de la pandemia. Tévez no es un futbolista feliz. De a poco se fue quedando sin laderos, se lo vio incómodo sin Ramón “Wanchope” Ábila, que partió hacia Estados Unidos, incómodo con el indescifrable y autoritario Consejo de Fútbol, incómodo con la posición en el campo de juego, con el cuerpo técnico, con su actualidad.
Lo del otro lado también influyó. River con Gallardo a la cabeza consiguió todo lo que jamás pudo en el campo internacional. Mientras Tévez, que dejó Juventus tras perder una final de Champions ante el Barcelona en 2015 y desestimó las ofertas del PSG y Atlético Madrid para volver, no podía.
Con la camiseta Xeneize ganó 11 títulos: el primero, allá por el 2003, y el último, la Copa Maradona que levantó en enero de este 2021. En total suma 29 campeonatos en su carrera, siendo el segundo argentino con más vueltas olímpicas (misma línea que Lucho González y detrás de los 36 de Lionel Messi).
A los 37 años se baja del barco que le salvó la vida. Ni el título arrebatado a River con su gol ante el Gimnasia de Maradona (la última vez que jugó con público), ni el último gol convertido a River en las semifinales de la Copa de La Liga alcanzaron. Carlos Tévez ya no era feliz dentro del fútbol, ya no lo obsesionaba La Séptima Libertadores, ya no soportaba más nada. El ambiente, las internas, las voces maliciosas. Ni siquiera que su amado Boca esté a siete partidos de la final a jugarse en el Estadio Centenario para conseguir la tan buscada Libertadores.
Se va de un día para el otro. Se va sin estridencias. Se va noble y con las palabras justas que escribió y transmitió emocionado en una conferencia de prensa. El último gran ídolo que tiene Boca y lo van a extrañar.
Del otro lado del “charco” Agüero también dijo adiós
Sergio Leonel Agüero también se despidió del Manchester City luego de 10 temporadas. En Inglaterra dejó una huella como uno de los mejores delanteros de la Premier League. Sin ser completamente una sorpresa, ya que no tenía demasiado lugar en el equipo y llegaba al final de su contrato, su anuncio igualmente dejó aturdidos a los hinchas del City.
A los 32 años firmó con el Barcelona de su amigo Messi y se despidió de Gran Bretaña con 10 minutos jugados en una final perdida contra Chelsea. El Kun simbolizó mejor que nadie el ascenso del que era un club modesto en Inglaterra a la élite del fútbol europeo, al que llegó procedente del Atlético de Madrid en 2011, y con su carisma y goles se ganó el mote de ídolo.
Su gol en el descuento contra el Queen’s Park Rangers, en la última jornada de la temporada 2011-2012 que dio al City su primer título de campeón de Inglaterra desde 1968, ya había asegurado al Kun un amor eterno. También es el máximo goleador extranjero en la Premier League (181 goles), marcando cada 108 minutos de juego, muy por delante de sus principales perseguidores, Thierry Henry y Harry Kane, que anotan cada 122 minutos jugados.
Pero decidió, o decidieron, que un ciclo se cierre. Agüero sí tuvo una despedida en cancha, con público incluido, y anotó dos goles al Tottenham, aunque también se fue bajo un ambiente incómodo y algo polémico.
Ortigoza, a un paso de volver
Quien sí recuperará un ídolo será San Lorenzo de Almagro, ya que Néstor Ortigoza está muy cerca de arreglar su segunda vuelta al club. El “gordo” siempre quiso volver, desde el día 1 en que se fue exclamó a gritos sus deseos de retirarse en el “azulgrana”.
Un gesto político por parte de la nueva comisión directiva del “ciclón” le asegurará al mediocampista la posibilidad de culminar su exitosa carrera en Boedo. Con Tinelli de licencia en la presidencia de San Lorenzo y abocado a su programa de TV, el presidente interino Horacio Arreceygor intenta acercar al hincha que tan castigado fue en el último tiempo, con una penosa participación en Copa Sudamericana y la eliminación en fase regular del torneo local.
El año y medio que Ortigoza estuvo en Estudiantes dejó resultados por debajo de lo esperado. Dentro de la cancha el rendimiento no pasó los 6/7 puntos y otros futbolistas fueron quienes se destacaron. En su primera etapa con Marcelo Vázquez enseguida tuvo descanso y no viajó al quinto partido que le hubiera tocado jugar vs Mitre de Santiago del Estero (fecha 21).
Posteriormente las lesiones hicieron que pierda terreno y hasta incluso fue suplente en los partidos más determinantes en la historia del club. Hay que destacar también que Víctor Beraldi hizo mucho para quedarse con la 10 en ese entonces.
En el nuevo ciclo Ortigoza arrancó siendo titular. Tuvo mucho más protagonismo y el sistema de juego más horizontalizado y pensante lo ayudaron mucho. Aunque volvió a aparecer una lesión en el partido ante Estudiantes de Caseros y fue marginado de la convocatoria. El “gordo” apareció nuevamente como titular en el último compromiso del “león” y marcó un gol de penal (vs Chicago).
Ortigoza para Estudiantes fue sólo un paso de otra gran estrella. Encandiló al principio y después se lo tomó “como uno más”. Quizá por la inconciencia o costumbre que tenemos. En la interna del club parece haber dejado mucho más de lo que pasó afuera (lo que vemos). Lo cierto es que San Lorenzo lo recuperará. Acogerá a su último gran ídolo. El que levantó su única Copa Libertadores en sus 113 años de historia.
Por Iván Ortega – Redacción Al Toque Deportes
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