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Qatar agrava el contrasentido de la vida

Por Leonardo Gasseuy

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Siempre da la sensación de que la religión y el fútbol le están debiendo al mosaico social del colectivo un poco más de lo que reciben. Obtienen mucho, tal vez en forma irracional, y no entregan tanto como deberían. ¿Lo triste de esto?, ni el fútbol ni la religión (cualquiera de ellas) sienten en sus entrañas, el autoembargo moral de su egoísmo. Juan Villoro dice que el amor es un intérprete obsesivo. Tal vez sea por eso.

En un nuevo aniversario del  Día del Orgullo LGTBIQ+, la sociedad, y muchas de sus entidades intermedias, siguen aceptando como una mera formalidad el avance inevitable del mundo.   Zoe Hochbaum, refiriéndose al lenguaje inclusivo, dice que con simpleza se edifica. Dice: “Hay algo que reposa mejor en esa apertura, más agradable, melodioso, sincero, expansivo, humano”. Vivir con naturalidad, derroca los absolutismos.

La FIFA prohibirá que se muestre la bandera del LGBTIQ+ en Qatar 2022.

La iglesia niega y oculta y el fútbol, con sus garras de conservadurismo (propias de la iglesia) obliga a esconderse. Franco Torchia, en su genial libro Orgullo y Barullo expresa queremos comunicar las diferencias, marcando que la noción de “barullo” no sólo remiten a una marcha y manifestación que la cotidianeidad espera que naturalicemos. El fútbol y los cultos, sórdidos y oscuros, con su hipócrita costumbre, hacen la venia avergonzados ante los formales activismos sexogenéricos de ocasión. Son, ambos, un triste gendarme social que mira para otro lado, desatendiendo su rol.

“Este Mundial ha sido decidido por 22 hombres en una habitación cerrada, estaba claro que iba a salir mal». Lo dijo Lise Klaveness, la Presidenta de la Federación Noruega de Futbol, una outsider en el Congreso de la FIFA, un día antes del sorteo del Mundial de Qatar. En su lucha estaba sola en el auditorio del Centro de Exposiciones y Congresos de Doha, sede de la 72º reunión de las máximas autoridades del fútbol mundial. “No hay lugar para anfitriones que no puedan garantizar legalmente la seguridad y el respeto de las personas LGBTIQ+”, continuó la noruega en medio de una orfandad estremecedora.

Klavenes nació en 1981 y jugó 73 partidos con su selección. En 2008, mientras era futbolista se recibió de abogada. En Doha estuvo sola. Lo que pregona la FIFA es pura mampostería, “Estoy decepcionado de que no haya buscado el diálogo y que haya venido a Qatar a expresarse sin educación. Nuestras puertas siempre están abiertas y siempre estamos listos para recibir críticas constructivas« contraatacó Hasan Al Thawadi, CEO del Mundial. En Oslo consideran que en otras circunstancias hubiera sido detenida (está casada con una mujer, también futbolista). Lo vivimos en el corazón de la FIFA: es una copia burda de las generales de la ley.

Lise Klaveness, presidenta de la Federación de Noruega, expuso la discriminación que imponen a la FIFA y Qatar.

En este nuevo aniversario, por más avances que se figuren, estamos obligados a pensar críticamente en el fracaso del mundo, tal como lo conocemos. Rubén Serrano dice en su libro No estamos tan bien. Nacer, crecer y vivir fuera de norma en España (Temas de Hoy 2020) que la miopía execrable de no entender mata y que omitir es otro de los crueles sistemas de violencia.  El fútbol es un mundo en el que todavía se remarca la hombría para señalar superioridad. Exuda masculinidad por los cuatro costados y es el negocio patriarcal por excelencia.

América Latina está a la vanguardia de las políticas inclusivas”, dice Jessica Stern enviada especial del gobierno de los Estados Unidos para la promoción de los derechos humanos de las personas LGBTIQ+ a nivel global. Se contrapone a lo que pasó en México

El último mensaje del cardenal Juan Sandoval Íñiguez  esta semana no fue sobre el amor, la reflexión espiritual ni la esperanza. El arzobispo de Guadalajara lanzó un ataque a la comunidad LGTBIQ+ y a las autoridades civiles del Estado de Jalisco tras la aprobación de un paquete de reformas a favor del matrimonio igualitario, el reconocimiento de las identidades trans y la prohibición de las mal llamadas “terapias” para “curar esas enfermedades”.  Tan real que se gemeliza a la ficción de la novela de Mohamed Mbougar Sarr Des purs hommes (Hombres puros), donde narra un episodio que tiene lugar en Senegal en el que el cadáver de un hombre es literalmente desenterrado de un cementerio musulmán por homosexual.

Infantino y Al Thawadi. La FIFA y Qatar unidos por el negocio del fútbol.

Aun las formas más atenuadas y “bien intencionadas” del fútbol lastiman y corroen. Si Phillip Lahm, uno de los comprometidos con lo social, (tiene la fundación infantil «Philipp Lahm-Stiftung», es embajador internacional de las Aldeas SOS, ha realizado giras para luchar contra el Sida y la homofobia en el deporte alemán) dice en su libro El Juego: “El mundo del fútbol que aconseja a los futbolistas que no hagan pública su sexualidad,porque tendrían que soportar insultos y difamaciones”.  El alemán, que no es ningún improvisado, jugo más de 600 partidos en el Bayern, fue campeón del mundo con su selección, es uno de los objetivos voceros de una sociedad, que, con estos razonamientos, nos muestra que estamos jodidos en serio.

Muy oportuno, en la aniversario del Orgullo,  Nasser Al-Kahate uno de los portavoces del Mundial dijo: “Quien luzca la bandera LGTBIQ+ en el Mundial será arrestado por 7 u 11 años. Qatar es un país islámico y se debe respetar su religión”. Infantino, titular de la monarquía mas misteriosa del planeta, con su flema gris lo avalo: “se debe respetar al país anfitrión” y justifico que “Si Qatar nos diera la bienvenida a todos, no hubiera organizado el Mundial”.

Nas Mohamed tuvo que mantener en secreto por muchos años su homosexualidad para sobrevivir en Qatar, su país natal, pese a que lo sabía desde muy pequeño. Pensé que me matarían si alguien se enteraba de que soy gay”. Los asesinatos de honor son muy tribales en Qatar. Algunas familias lo hacen, otras no, y el gobierno trata de no intervenir. Fue el primer qatarí de la historia en salir del closet, pidió asilo en California, donde ejerce de médico.

Alguna luz hay. El portavoz del partido Más País, Íñigo Errejón, pidió esta semana que la selección española vista los colores del arcoíris en Qatar en protesta por la ley del país árabe. Aun nadie se pronunció, como nadie acompañó a Lise Klaveness en Doha. Los hipócritas callarán por siempre, los temerosos convalidan el discurso de Lahm, mientras tanto el fútbol sigue rodando, preso de los conservadores designios del mercantilismo, sin entender que, por no abrir el juego, limita en vez de habilitar, restringe en lugar de expandir y excluye en vez de tolerar. 

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