Media Distancia

Qatar: el Mundial del maridaje asqueroso

Publicado

el

Leonardo Gasseuy

La FIFA y Qatar son la misma cosa dentro de un mundo hueco. Fétido y enmarañado de contubernios. Son una simulación tránsfuga de pasión vacía, elaboradores artificiosos de un mundial árido. Dos monarquías tan disimiles como similares, ambas construyeron su futuro que tiene el inexorable destino de autodestruirse en el próximo y cercano tiempo.

Hoy caminan juntos la FIFA y Qatar con la imposible premisa de querer hacernos creer lo increíble y solo logran configurar, aun vanamente tratando de justificarlo, que no hay nada más hipócrita que tratar de eliminar su propia hipocresía.

Que esta película terminará mal no es un análisis premonitorio. Unos y otros lo saben. La forzada convivencia por un fin sucio concluye en luto y mugre.   Es una certeza y se gemeliza en cruda coincidencia con la sinopsis de la película El Vacío de Jeremy Gillespy, donde criaturas extrañas (pueden ser cualquiera de ellos FIFA o Qatar) amenazan y predicen con que pronto todo cambiará para la humanidad y se iniciará una nueva era para la raza humana.

Prometen cambios y manipulan. En la película un policía solitario y un grupo de personas, que presagian el engaño, unirán sus fuerzas para hacer frente al peligro inminente. Cuando se refugian dentro de un viejo hospital para la que seguramente sea la mayor batalla de sus vidas, descubrirán que el verdadero terror está en el interior del sanatorio. En esta realidad que se acerca será indistinto el destino de la debacle, Zurich y Doha son dos sedes putrefactas que se adaptan como nada al hospital de Gillespy.

Es tan burdo ver al Italosuizo como vocero de Qatar (Havelange y Blatter hicieron peores cosas con peores regímenes) diciendo que “Hoy me siento qatarí, árabe, africano, gay, discapacitado, trabajador migrante. Me siento como ellos y sé lo que es sufrir acoso desde pequeño”. No era necesario. Ni eso que dijo a horas del incio del Mundial como aquellos en los que manifestó “que con Blatter y Platini solo me unía una relación formal y distante”.

El culto de esa imagen patética y anacrónica nos ha llevado a una profusión de eufemismos. Hoy Infantino subsiste al ridículo, rendido a los pies de la usura mundial. Ejerciendo un fariseísmo de impostada solemnidad para ser políticamente correcto y justificar lo injustificable. Cuando termine el Mundial en sus frías oficinas de Zurich, con el paso dubitativo de los falsos conversos, aprobará las indemnizaciones a Budweiser, porque el circo empezará a armar las carpas en otras latitudes, lejanas y distintas pero no menos infernales.

Este mundial nació en El Palacio del Eliseo no en Suiza. La familia Al Thani llegó a Paris cargada de negocios y cercó a un codicioso Sarkozy que, ya comprado, obligó a Platini rediseñar la ingeniería de la UEFA y empezar de inmediato a devolver favores. Por eso no puede estar exento de atrocidades y corruptas obviedades a modos de prebendas. En algún momento los distraídos (o ingenuos) le pedíamos a las potencias algún tipo de boicot, un grito acusador. Esperamos en vano. Pecamos de ingenuidad, nunca entendimos que el que huele a podrido jamás pasará por el confesionario, dado que lo que evite decir con la lengua, será delatado por su hedor. Lo decía Francisco de Quevedo en el Madrid de 1600 cuando el mundo discutía otras cosas, ni mejores ni peores.

Una vez lograda la sede, los jeques fueron llamados a su juego y aplicaron su singular estilo. Las premisas de gestión en Oriente Medio en tiempo de paz dice que todo se arregla u olvida y el grito de descontento del vulgo (en el mejor de los casos) se neutraliza con plata y publicidad. La primera en el golfo sobra y de la segunda se encarga Al Jazeera, la cadena noticiosa creada para tapar, maquillar y extorsionar.

No es un presagio, es una certeza que este matrimonio de facinerosos empezará a desgranarse cuando termine este Mundial agreste. La geopolítica de la FIFA no solo deberá virar hacia otros destinos, donde el efecto derrame ya la está llamando, si no que va a sufrir la embestida de la familia mayor del golfo: Arabia Saudita no va a permitir que Qatar siga dominando la escena.

 Ben Salman, el asesino príncipe heredero, cuando creó Vision Saudi 2030 visualizó al deporte para occidentalizar las formas del reino y comenzar el proceso de desplazamiento qatarí. Infantino y la runfla se van a arrodillar ante la Familia Saud y a la ahora de los hechos, tristemente lo de Doha, con sus funestos resultados será un juego de niños. Si en Qatar abundó la perversidad y se mutiló el abanico social, en Ryad se garantiza sangre para todos. Sera la nueva sucursal de Zurich en la arena. Desde hace tiempo muchos embajadores ya trabajan en eso, incluido Lionel Messi.

La hipocresía es siempre una. No tiene unidad de peso ni de medida, se nomencla con la oscuridad del alma y la aspereza de los gestos. Qatar ha impuesto la esclavitud, la muerte y la persecución, en torno a un Mundial hueco, con lujo material, pero sin sostén en su alma de frágil mampostería. Con sus socios occidentales pusieron en escena una función funesta, llevándose puesto al Islam, al que hipocresía mediante,  responsabilizaron de exigir normativas obsoletas y ruinosas.

El debate religioso no cabe. El derecho de la mujer y del colectivo LGTB+ es inconmensurablemente mas sacro que cualquier escritura arcaica y la voz de cualquier manipulador de turno, pero es claro el Corán cuando habla de la ostentación “será maldito ante el todopoderoso quien derroche sin compartir frente a los necesitados que sufren”. Ni el futbol, ni el género humano merecía esta Copa del Mundo ostentosa y denigrante.

El mito de Cronos, en la siempre sabia mitología griega, nos ejemplifica esta relación. La madre (FIFA), se aferra a cualquier cosa para atenuar el poder tiránico de un padre (Estados manipuladores y corruptos) que teme ser despojado de su lugar y condena el destino de sus hijos (nosotros) atrapados en esa disputa.

Es una triste metáfora ya que Cronos simbolizaba al tiempo. El tiempo implacable que todo lo devora. El mismo tiempo que hace que los daños causados y recibidos vuelvan al autor de los mismos. La deidad no falla, permítaseme redundar: tiempo al tiempo.

Que quede claro que el futbol siempre se va a prestar a ser vehículo narcotizante e idiotizador, pero lo será cada vez menos. A todos nos pone de rodillas y nos distrae, nos hace pecar ni bien rueda la pelota, en no estar conscientes. En medio de la euforia pasamos involuntariamente a habitar el universo de los tramposos, que hacen su festín ante tantos distraídos juntos. El sórdido pesimismo huele a derrota global, al ver un mundo paralizado. Aun con altas dosis de anestesia el futbol es muy grande, pero aun lo suficientemente chico e inocente para poder remendar la estupidez humana.

Este artículo fue posible a la autogestión de periodistas. Hoy necesitamos de vos. Te invitamos a que seas parte de la comunidad de Al Toque Deportes asociándote con un mínimo aporte mensual

Publicidad
Publicidad

Tendencias

Propietario: Cooperativa de Trabajo Al Toque Ltda. Director: Diego Alejandro Borghi. Sebastián Vera 940, Río Cuarto, Córdoba.
Fecha. Edición N° Edicion . Registro de la Propiedad Intelectual en trámite.