Un día como hoy, Sportivo Chazón soltaba su último grito en la Béccar
El 4 de Octubre de 1992, Sportivo y Biblioteca Chazón alcanzó el título de la Liga Dr. Adrián Béccar Varela, al empatar en Monte Maíz 0 a 0 con Lambert y por el 3 a 2 del encuentro de ida, daba la vuelta olímpica.
Hace 28
años, Sportivo y Biblioteca Chazón rompía
los pronósticos y, tras haber eliminado a Argentino
de Monte Maíz en semifinales, daba cuenta del otro “grande” de la Liga Doctor Adrián Béccar Varela: Se
consagró campeón frente a Lambert de
Monte Maíz.
Ese equipo
de Sportivo quedó en la memoria de sus hinchas, pero también en la de varios
rivales por su apuesta al buen juego.
Un año y
medio antes había llegado desde Santa Fe, Daniel
Rojas, un técnico recomendado por Julio Di Meola, que con el tiempo
revolucionó el fútbol de la liga y hasta se quedó a vivir en Chazón.
En el año
91 cumplió una aceptable campaña con un plantel joven y totalmente local. En el
92, con un puñado de refuerzos entre los que se encontraba el carlotense Adrián “Melena” Bonetto, quien había
vuelto un tiempo antes de Vélez Sarsfield, se quedó con el título tras ganar su
zona, eliminar en semifinales, por la vía de los penales, a Argentino de Monte
Maíz y derrotar en el duelo decisivo a Lambert.
Bonetto y la idea de irse antes de su propio casamiento si había tercera final
“Daniel
Rojas había armado un muy buen equipo”, recuerda Adrián Bonetto, quien describe
al entrenador santafesino: “es una persona muy humilde y como técnico no
renunciaba nunca a jugar, venía de la escuela de Unión y traía el buen fútbol con un sistema 4-3-3. De Daniel
aprendí la humildad con la cual manejarme hoy como entrenador”.
De la
campaña de Sportivo resume: “Hicimos un gran campeonato desde principio a
fin éramos un equipo que jugábamos
bien”, y agrega: “Les ganamos a Argentino y Lambert que tenían dos grandes
equipos, en Argentino jugaba el ´Colorado´ (Daniel) Ianotti que era un enorme
goleador y Lambert ese año trajo a Brasesco, un delantero que hizo más goles
que Ianotti”, grafica Bonetto sobre el poderío con el contaban los equipos de
Monte Maíz.
Entre las
anécdotas recuerda una muy personal, que deja claro la pasión con la que el
carlotense vivió el fútbol: “Ese año yo me casé y si íbamos a tercer partido se
jugaba el día después de la boda, por suerte no fue así pero ya había decidido
que estaba en la fiesta hasta la 1. No me iba a perder la final ni a palos”.
De sus
compañeros, Bonetto remarca: “Eran excelentes pibes, de pueblo, arraigados en
sus costumbres y forma de pensar, muy del club, entonces eso hizo que los que
venían se sintieran cómodos”.
Cattaneo: “Acá nunca se había concentrado”
En la media
cancha, por la derecha de “Melena”, jugaba un juvenil que en su tercera
temporada en primera marcaba diferencias, Ariel
Cattaneo. El volante, que había debutado en la primera de Sportivo con 16
años, en el ´90, y fue parte de la consagración que vino dos años después.
“Fue un
sueño”, dice y agrega: “con Daniel (Rojas) jugábamos muy bien a la pelota, con tres
delanteros, éramos un equipo muy cortito y que corría mucho. Ganarle a los dos
de Monte Maíz fue grandioso”.
De la
revolución que generó Rojas en el trabajo técnico, Cattaneo comenta: “En los
últimos partidos concentramos, algo que nunca se había hecho acá”.
También
tiene un grato recuerdo de Bonetto: “Adrián nos dio un salto de calidad, había
estado en Buenos Aires y a los dos volantes que jugábamos a su lado (Jorge) Quintana
y yo nos hablaba mucho”.
“Los jugadores creían que eran los peores”
Desde Santa
Fe, Daniel Rojas agradece el llamado porque “no me había acordado” que se
llegaba un nuevo aniversario del último título de Sportivo, “lamentablemente
todavía no se pudo lograr otro”, expresa como un habitante más del pueblo
cordobés. “A veces las cosas se hacen difíciles para los equipos chicos. Fui en
el ‘90, no había fútbol infantil, empezamos las escuelas de fútbol, llevaba la
experiencia de haber trabajado en Unión y fue una revolución”, recuerda de su
incursión por Chazón.
“Los
muchachos creían que por ser los de menos recursos eran los peores, pero intentamos
que entendieran que a veces, en la cancha las cosas se equiparan, y lo logramos
al punto que ganamos el título en la cancha de un grande”, dice.
Rojas
comenzó jugando en Gimnasia de Ciudadela, de allí pasó a Unión de Santa Fe y
luego a Argentinos Juniors, donde fue compañero de Diego Armando Maradona en 1977. Luego recaló en Colón, siguiendo por
Godoy Cruz y Juventud Antoniana de Salta.
Daniel
Rojas comenzó como entrenador en la provincia de Santa Fe, luego llegó el turno
de Chazón y más tarde Lambert. Volvió a su ciudad, en donde llegó a dirigir de
manera interina la Primera y luego la Reserva de Unión. El regreso a la Béccar
fue en el 2004 cuando se consagró con Atlético Pascanas. Posteriormente volvió
a Chazón, donde vivió hasta el año pasado.
De ese título, Rojas rescata el viaje de regreso: “Fue hermoso porque íbamos pasando por las plazas en todos los pueblos, y estaba gente en las calles, nos hacían un camino y aplaudían. Al llegar a Chazón estaba todo oscuro y pensamos que nadie nos recibiría, pero cuando pasamos el Indio (estatua ubicada al ingreso de la localidad) prendieron las luces de todos los autos y comenzaron a tocar bocina, fue muy lindo y el festejo se extendió por muchas horas en la cancha, pese a que era un día lluvioso”.
El festejo del plantel en el salón de fiestas de Chazón.
“Aceptamos jugarles el primer partido de local y definir en la cancha de ellos”
Oscar “Cacho” Macario era el presidente de
Sportivo en aquella época. A 28 años del título, también aporta sus vivencias
ante la consulta de Al Toque Deportes:
“Fue una gran alegría para todos los dirigentes y el pueblo en general”.
También
rescata el hecho de haber sido dirigido por árbitros de primera de AFA: “Fue un
gran orgullo, vino Juan Carlos Crespi (dirigió las revanchas de semifinal y de
la final), (Luis) Pasturenzi y (Mario) Gallina”.
Otra
anécdota de “Don Cacho” se refiere a la
reunión en la que se sortearía la condición de local para la final: “La gente
de Lambert manifestó que no podían jugar de local el primer partido debido a
que por una domada no había policías. Aceptamos la condición”.
“Se trabajó
(de manera) semiprofesional, éramos rigurosos en la conducta y salíamos los
fines de semana a controlarlos”, describe el ex dirigente, quien recuerda que
el equipo se armó con jugadores locales y algunos refuerzos: “(Osvaldo) Lorca, (José)
Medel y (Eduardo) Chipolat, de Villa María, Quintana, de Las Perdices, (Jorge) Canedo,
(Jorge) Suarez y (Aldo) Aguirre, de Santa Eufemia, y Bonetto, de La Carlota. Y cuando se cumplieron
25 años logramos juntarlos a todos, salvo a Aguirre que había fallecido”.
Macari
rescata que además de conseguir el título “pudimos dejar el club sin deuda y
todos los jugadores cobraron lo que les correspondía. En la semifinal vendimos
1300 entradas y en la primera fina más de 1500 personas”.
Detalles del título
Sportivo Chazón
se impuso en la Zona Oeste y clasificó a semifinales junto a Sarmiento de
Etruria, mientras que Lambert y Argentino – ambos de Monte Maíz – arribaron a
dicha instancia siendo primero y segundo de la zona Este.
En
semifinales, el equipo dirigido por Rojas dejó en el camino al “Raya” por la
vía de los penales y definió el título ante el “Rojo” que había eliminado a Sarmiento.
Chazón ganó
el primer juego en su cancha por 3 a 2 con goles de Adolfo Arnaudo (2) y Suárez,
resultado que le aseguraba al menos llegar a una tercera final.
La revancha
en Monte Maíz fue 0 a 0 ante más de 2500 personas y el título viajó a Chazón.
Los 11 iniciales de ese duelo fueron: Cipolat; Víctor Ambrosino, “Pepe” Medel,
Daniel “Bayo” Rodríguez y Hugo “King Kong” Pereyra; Cattaneo, Bonetto,
Quintana, “Lalo” Lorca, “Tanque” Suarez y “Bocha” Canedo. Luego ingresaron
David “Pique” Artes y Marcelo Andrés.
Otros que
integraron el plantel campeón fueron: Fabio Voisard, Aguirre, Fernando Ynfeld,
Arnaudo y Miguel Parolo
“La visita,
se agrupó bien en el medio campo, utilizó criteriosamente el contragolpe y pudo
haber conseguido la victoria de no haber mediado un tiro en el travesaño de
Bonetto cuando ya finalizaba el cotejo, en la ejecución de un penal”, reza la
crónica de Puntal de esa época”.
El rebote
derivó en un contragolpe de Lambert que terminó con un disparo que dio en el poste
de Cipolat. “Tuvimos la suerte de campeón”, asegura Macario.
Por ese tiro en el palo en el último avance de Lambert, Sportivo fue campeón, no hizo falta jugar el tercer partido y al sábado siguiente Bonetto festejó tranquilo su boda. En Chazón, a 28 años, la vuelta olímpica del ‘92 sigue generando gratos recuerdos.