Columnistas
Una historia india de un deporte británico
El 15 de agosto de 1947 el pueblo indio gritó “Jai Hind” (victoria para la India) al declararse independiente gracias al liderazgo de Mahatma Gandhi. Casi todas las provincias se incorporaron pacíficamente a la Unión India. Menos una. En el norte nacía el musulmán Pakistán, la tierra de los puros. La definitiva Constitución se promulgó en 1949 y al año siguiente se proclamó la República de la India. Desde entonces el Imperio Británico se vio privado de su joya emblemática. Pero India nunca dejó de formar parte de la Commonwealth.
La Mancomunidad de Naciones es un organismo que agrupa países y regiones que formaron parte del antiguo Imperio Británico. Son 53 las naciones que comparten lazos históricos y culturales, en muchos de ellos el inglés es lengua oficial y todos reconocen a la reina Isabel II del Reino Unido como líder de la Commonwealth. En los estados miembros viven 2.400 millones de personas, lo que supone casi un tercio de la población mundial. Y en la mayoría de ellos hay un deporte que sobresale sobre el resto: el cricket.
Es un deporte que en esta región del mundo no tiene presencia. Pero la internacionalización del cricket antecede por un siglo a la del futbol. En la década de 1790 el cricket ya era practicado en Australia, desde donde viajó hacia otras locaciones del imperio como Nueva Zelanda, Sudáfrica y el Caribe. Asociado con los ratos de ocio de las élites coloniales, el juego gradualmente se ganó un lugar entre las masas colonizadas, popularizándose a lo largo y ancho del Commonwealth.
En el caso de la India, el cricket jugó un papel importante en el desarrollo de narrativas étnicas identitarias a lo largo del siglo XIX. Jugando cricket se comenzaron a juntar en equipos los parsis, musulmanes, hindús y demás comunidades para jugar entre sí, contribuyendo a generar rivalidades étnico-políticas que existen hasta el día de hoy. Durante el siglo XX se convirtió en una verdadera pasión de masas en la India. Una forma legítima de hacerle la guerra al antiguo Imperio, una excusa para humillar al rival Pakistán y para generar una industria multimillonaria.
¿Por qué los indios son tan aficionados a un deporte que proviene de sus opresores coloniales británicos?. El cricket en India es una dicotomía colonial clásica. Es a la vez un rechazo del Raj británico y un apego persistente, ya que ofrece la oportunidad de vencer a los colonizadores en su propio juego y la oportunidad de codearse con la élite percibida.
Con claridad sostiene el historiador indio Ramachandra Guha: “El peligro es que en India todo gira en torno al negocio del equipo de cricket y las superestrellas de la India. Necesitamos escribir la historia del cricket indio desde otro lugar. Deberíamos traer cricket femenino, cricket de club, cricket universitario, cricket escolar. El peligro en el cricket mundial es que India se convierta en lo que una vez fue Inglaterra: una especie de superpotencia patriotero y preeminente”. En el 2020, a la luz de Black Lives Matter, el cricket tuvo que mirar de nuevo el papel que jugó en la expansión imperial y la opresión colonial, para considerar una historia deportiva de verdades incómodas y legados insidiosos.
La radio y la liberalización de la industria de la televisión en los años noventa alcanzaron una audiencia más grande que no solo incluía a los fanáticos del cricket, sino que atrajo a hombres, mujeres y niños que no estaban familiarizados con el juego para interesarse. Las películas de Bollywood (la industria cinematográfica india ubicada en Bombay) mezclaron el cricket y el sentimiento anticolonial para crear un sentimiento de orgullo nacionalista.
El deporte como ser nacional. Eso lo saben muy bien quienes conducen los destinos políticos de la India. Narendra Modi es presidente desde el 26 de mayo de 2014, tras la victoria de su partido, el nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP). Traducido significa Partido Popular Indio y con 100 millones de afiliados es el partido político más grande del planeta. Para el BJP el cricket es una cuestión de Estado.
La Junta de Control de Cricket de la India (BCCI) es el órgano de gobierno para el cricket y está bajo la jurisdicción del Ministerio de Asuntos de la Juventud y Deportes del Gobierno de la India. Con suficientes recursos financieros, el BCCI está administrado para promover el cricket en el país: generar riquezas y aumentar el poder político a través de la pasión.
Existen estrechos vínculos entre el cricket y el BJP. Jay Shah, hijo del Ministro del Interior, Amit Shah, es el secretario del BCCI y presidente del Asian Cricket Council. Es tan cercana la relación a tal punto que el Motera Cricket Stadium fue rebautizado con el nombre de Narendra Modi. “¡El estadio más grande del mundo dedicado a la personalidad más grande del mundo!”, Dijo Priti Gandhi, portavoz de BJP. Con capacidad para 132 mil espectadores está ubicado en Gujarat, al oeste del país, lugar en el que nació Modi. En febrero de 2020 se celebró allí el mitin Namasté Trump con la presencia de Donald Trump y más de 125 mil personas.
Para hacer rentable al juego India miró hacia occidente. Inspirado en la NBA, en 2008, el BCCI creó la Indian Premier League (IPL). Emplea un sistema basado en franquicias en el que los jugadores nacionales e internacionales se subastan a ocho franquicias con sede en la ciudad propiedad de empresarios y celebridades. El evento anual que despliega el cricket T20 (un estilo más dinámico y corto) se convirtió en un éxito instantáneo entre los indios. Atrajo a una audiencia aún mayor y, en muchos casos, incluso convirtió a los no fanáticos en fanáticos.
La IPL es uno de los eventos deportivos más grandes del mundo. Y a su alrededor giran millones de dólares. En el 2020 el covid-19 obligó a mudar el torneo a Emiratos Árabes, pero el BCCI ganó 540 millones de dólares, demostrando que incluso una pandemia mundial no podría obstaculizar el negocio del cricket indio. Es la competición del deporte mundial que mejor paga a sus deportistas por cada partido disputado. Con ocho equipos y un total de 128 jugadores, cada uno de ellos cobra 310.325 euros de media por partido jugado. El cricket en la India es como el fútbol en Latinoamérica o África. Millones de jóvenes sueñan con llegar a lo más alto para garantizarse un mejor futuro.
Con 1.366 millones de habitantes, India es el segundo país más poblado de la tierra. Esa superpoblación, acompañada por la popularidad que genera el cricket, es aprovechada por diversas empresas para ganar adeptos. Es el caso de Disney +. El 30 % de los clientes de la plataforma de streaming provienen del servicio Hotstar que está disponible en India y transmite cricket en vivo. También La Liga de fútbol de España quiere sacar provecho con la gran pasión deportiva de esta región de Asia del sur al convertir en embajador al popular bateador Rohit Sharma para acercar al fútbol español a los fans en India.
Pero en India el cricket no solo moviliza a la pasión y al dinero. También el sentimiento patriótico. Esto se refleja cada vez que enfrentan a Pakistán. Tras la independencia de 1947, el país fue dividido en dos. Las áreas predominantemente hindú y sij fueron asignadas a la nueva nación independiente de India. Y las áreas predominantemente musulmanas quedaron bajo la nueva nación de Pakistán. Este nacimiento de dos nuevas naciones creó una atmósfera de hostilidad y sospecha que hasta la fecha continúa marcando la relación entre ambos países. Hoy en día, por ejemplo, a pesar de que sólo 700 kilómetros separan a las capitales de ambos países, Nueva Delhi e Islamabad, no hay vuelos directos entre ellas.
Desde entonces India y Pakistán son rivales debido a cuestiones históricas, religiosas, geográficas y capacidades atómicas (son naciones con armas nucleares). Señala Andrew Whitehead, ex corresponsal de BBC, que “India y Pakistán no son simplemente rivales. Son, más bien, enemigos”. Y agrega: “el patriotismo es una fuerza poderosa en ambos países. Y esto se refleja cada vez que se enfrentan en un partido de cricket«. Cuando hay un enfrentamiento en un campo de cricket las naciones se paralizan.
Eso fue lo que sucedió en la Copa del Mundo de 2011 cuando se cruzaron en semifinales. Oficinistas, obreros, trabajadores agrícolas, comerciantes y millones de fanáticos dejaron sus labores de lado para sentarse, como mejor podían, frente al televisor a seguir los pormenores del cotejo que disputaron ambos países. Ese día la bolsa de Bombay – capital financiera de la India – trabajó más lentamente y produjo un volumen de negocios un 12% menor que el promedio para días normales. India se quedó con el partido, a la postre se coronó campeón del mundo y consiguió su segundo trofeo tras el obtenido en 1983.
India es uno de los miembros de pleno derecho del International Cricket Council (ICC) y participa de la Copa del Mundo desde sus inicios en 1975. El ICC es el máximo organismo rector del cricket en todo el mundo y el encargado de realizar la Copa Mundial de Cricket que se disputa cada cuatro años. Es el evento deportivo de mayor magnitud detrás del Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos con 2.200 millones de espectadores. La final de la Copa del Mundo de Cricket de 2011 entre India y Sri Lanka es uno de los partidos más visto en la historia del deporte con 558 millones de televidentes únicos.
Retransmitido a 200 países es un espectáculo que genera un inmenso negocio a su alrededor. Hasta 2023 es el grupo Star, subsidiaria de The Walt Disney Company, quien tiene los derechos televisivos por un valor superior a los 2.000 millones de dólares. Las empresas tampoco quieren quedarse afuera y esto le ha permitido al ICC alcanzar acuerdos con marcas globales como LG Electronics, Hyundai, Emirates Airlines, Reebok y MoneyGram.
En el 2023 la Copa del Mundo será organizada plenamente por India. La nación que tomó como propio el deporte colonizador se prepara para mostrarle a miles de millones de personas que, a pesar de no ser los padres del cricket, es su país el que está logrando su expansión mundial.
Nota:
* Para el título de la nota se tomó el subtítulo del libro A Corner of a Foreign Field del historiador indio Ramachandra Guha
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