Cuando en 2005 Bob Iger
asumió como Chief Executive Officer
(CEO, Jefe Oficial Ejecutivo), The Walt Disney Company pasó de una profunda crisis de creatividad a ser una de las grandes marcas
globales, ampliando y diversificando su modelo de negocio. “No te metas en el negocio de ir a lo seguro. Hay que estar en el
negocio de crear posibilidades para la grandeza”, es una de las máximas del
ejecutivo. Con ese propósito asumió su apuesta al comprar sus rivales para ser
el más grande todos: Pixar (2006),
Marvel (2009), Lucasfilm (2012) y 21st Century
Fox (2019).
Disney
es el conglomerado multimediático que controla la producción y distribución de
la mayoría de los bienes culturales que consume la población mundial. Los brazos de la empresa se extienden por todo el mundo
del entretenimiento, televisión y multimedios. La última gran acción de Bob
Iger al frente la compañía – dejó su cargo en febrero de 2020 – fue lanzar
Disney Plus, la plataforma de streaming que intentará arrebatarle el negocio a
Nexflit.
Pero
no todo es color de rosa en la casa de Mickey Mouse. A medida que suma activos
a su conglomerado, Disney produce un
importante ajuste en el eslabón más débil, y a la vez más importante, de la
compañía: sus trabajadores. Según el analista
Rich Greenfield de BTIG, el proceso de reestructuración para reducir gastos en
2.000 millones de dólares para 2021 plantea una cantidad de despidos que puede
llegar a los 5.000 trabajadores.
En este
2020 ya dio un fuerte mensaje de su política de ajuste. Frente al avance del
Covid-19 suspendió a más de 200 mil trabajadores por no “realizar tareas
esenciales”. En paralelo, mientras miles se quedaban sin ingresos, la empresa
puso a disposición su lujosa burbuja y apareció como un salvavidas al ceder sus instalaciones en Orlando para
que terminen las temporadas de la MLS y la NBA. El negocio todo lo puede.
Bob Iger condujo durante años a The Walt Disney Co. y la transformó en una de las compañías más grandes del mundo.
Los cuestionamientos a
las desigualdades que se viven en el mundo mágico de Disney también es una
cuestión interna. El sueldo (bono
incluido) del CEO Bob Iger es 1.424 veces que el del empleado promedio. Eso es
algo que no tolera Abigail Disney, nieta del hermano de Walt Disney y una de
las herederas del imperio. Dijo que es “insano”
que Bob Iger haya cobrado en 2018 un bono anual de 65,6 millones de dólares y agregó “que
aun usando ese dinero para dar un aumento de salario del 15 % a todos los
empleados de Disney, Iger igualmente hubiera cobrado un bono 10 millones de
dólares”. Fue más allá al decir que “para
un CEO ceder la mitad de su bono tiene efecto cero en su calidad de su vida.
Quizá los ejecutivos top no puedan comprarse una tercera propiedad o un nuevo
yate, nomás. Pero para quienes están en base de la pirámide social, es una
forma de salir de la pobreza o de cancelar unadeuda. Es el acceso a una obra social decente o una buena educación
para sus hijos”.
Lo que
realmente importa en The Walt Disney Company es reinar en el mundo del entretenimiento. Con la
compra de 21st Century Fox por la friolera de 71.300 millones de dólares
modificó por completo el mapa de la comunicación. Tras quedarse con la empresa
fundada por Rupert Murdoch, Disney adquirió los
estudios de cine y televisión de Fox; los canales FX Networks, National
Geographic y otros 300 canales internacionales; la mayoría accionaria de Hulu
(el servicio de streaming conformado por cadenas televisivas estadounidenses);
las franquicias de las películas más taquilleras como Avatar; programas de
televisión como Los Simpsons y recuperó la totalidad del universo de contenidos
y personajes de Marvel, la empresa que había comprado en 2009 pero de la que
todavía le quedaban por embolsar algunas otras franquicias como X-Men y Los 4
fantásticos. Un verdadero monopolio en el que el deporte no queda afuera.
Show. Eso es lo que busca el nuevo modelo periodístico de ESPN. Lejos quedó su estilo que cautivó a muchos.
A todo
lo nombrado, hay que sumar la lista de canales de deportes de Fox, con sus
derechos exclusivos de trasmisión de las ligas más importantes del planeta: la Serie A, La Liga de España, la Bundesliga, la Ligue 1 de Francia, la
Premier League, la UEFA Champions League, la Europa League, la Copa
Libertadores y la Copa Sudamericana. Además de los otros deportes, como fútbol
americano, básquet, ciclismo, rugby, boxeo, artes marciales mixtas y tenis.
Absolutamente todo el deporte pasa por las pantallas de ESPN, empresa que Disney
adquirió en 1995.
La nueva configuración empresarial empieza a notarse en la Argentina. En las últimas semanas los amantes del deporte están observando la numerosa migración de periodistas y programas de Fox Sports hacia ESPN. Antes competidoras, ahora forman parte del mismo conglomerado mediático y esto ha producido cambios que ya se notan. En lo estructural, la productora Pegsa Group presidida por Agustín Pichot empieza a ganar terreno en la generación de contenido y desplazar del negocio a Torneos. La mutación más notoria es la periodística. ESPN abandonó su estilo sobrio para introducirse de lleno en los programas que apuestan al show. Aunque a muchos sorprende ver en la pantalla a periodistas y especialistas que no representan el estilo histórico del canal deportivo, lo que no pasa desapercibido es la estrategia de The Walt Disney Company: dominar el mercado a través del entretenimiento.