Las escuelitas de fútbol viven en estado de emergencia.
Sumergidos en una crítica situación económica, los propietarios de los centros
de formación piden que las autoridades revean su presente.
Con más de cuatro meses de inactividad, los complejos se
vieron obligados a cerrar sus puertas el 20 de marzo pasado.
A partir de ahí, los padres de los niños deportistas tienen
la tarea no sólo de mantener a los más peques seguros y educados, sino también
de cuidar su bienestar físico y mental.
En ese marco, los entrenadores y profesores se vieron en una
encrucijada en cuanto a su rol y trabajo.
“Estamos parados y preocupados porque teníamos una expectativa
de arrancar en junio. Nunca entendimos cómo en abril y mayo no pudimos ponernos
en marcha. No encontramos respuestas, hubo reuniones con las autoridades
locales y todos llegamos a la misma conclusión: dependemos de las autoridades
de Córdoba”, indicó Edgardo “Palo” Magallanes.
El entrenador de fútbol es propietario de una escuelita que
lleva su nombre. Tiene aproximadamente 80 niños a disposición que esperan
retornar a las prácticas.
Sin embargo, las diferentes manifestaciones y reuniones con
los organismos locales parecieron no tener efecto. El delicado momento de los
complejos sigue agravándose y ya toca los bolsillos de los profesores.
“Las reuniones fueron de manera conjunta con los complejos y
gimnasios y piletas de natación. Estamos todos en la misma, algunos han cerrado
y otros se fueron reinventando, hasta hay gimnasios que hacen comida para
vender. En la última reunión repetí lo que dijo el presidente: que había que
adecuarse por municipio o por provincia, acá estamos siempre en veremos”, dijo
Magallanes.
Aproximadamente 20 agrupaciones que son parte de la Liga Deportiva
Escolar de Fútbol marcharon hacia las instalaciones gubernamentales, aunque no
consiguieron lo que deseaban. La gran mayoría no recibió ayuda materializada en
subsidios y esperan reabrir sus puertas.
“Las escuelitas tenemos colaboraciones, pero no alcanza.
Obvio que entendemos la situación de los padres también. En el caso particular
de mi escuelita perdimos mucho en estos cuatro meses, gracias a Dios hubo un
10% de los chicos que pagaron la cuota y nos sentimos en deuda, con vergüenza hacia
ellos porque estamos cerrados”, comentó el “Palo”.
Y en cuanto a tiempo, agregó: “Nosotros si es por aguantar, vamos a tener que aguantar. Pero estamos haciendo cosas fuera de lo común. Ya tenemos protocolos sanitarios adecuados para reabrir la actividad, ni plata se maneja, todo por cuenta bancaria, los materiales se reparten por niño y no hay contacto entre ellos. La intención es que haya actividad física, darle una mano a los papás que tienen a los niños encerrados en su casa”.
“Ya tenemos protocolos sanitarios adecuados para reabrir la actividad“
Edgardo Magallanes, propietario de la escuela de fútbol “Palo” magallanes.
Sin un corto plazo de cara al reinicio, las escuelitas
parecen quedar a la deriva. Misma situación acontece en los gimnasios, complejos
deportivos y centros de natación.
La reapertura parece estar familiarizada con la vuelta a
clases, aunque los del rubro no piensan lo mismo.
“Opino que tenemos
que ir ligados al fútbol y no al ciclo lectivo. Escalonadamente tiene que ir
volviendo la actividad deportiva bajo protocolos. El jugador necesita
moverse, entrenar, ahí es donde las escuelitas se convierten en una ayuda para
la recreación. Hay que tener en cuenta que los nenes están encerrados y
continuamente reciben tarea y la única dispersión es la play station”, aseguró
el DT.
Grupos de WhatsApp, Zoom, Google Meet y otras plataformas
parecen ser las elegidas para sobrellevar la actividad y mantener un sustento económico.
En algunos casos es factible mediante una cuota social, en otros se torna
complicado.
Lo cierto es que las escuelitas de fútbol y todos aquellos
espacios que desarrollan actividades deportivas y recreativas siguen cumpliendo
con funciones que van más allá de la actividad física o las habilidades. Son
espacios de contención.
“Los chicos están a la expectativa para volver, de hecho ya
varios lo han hecho en tenis. Lo veo yo mismo en Estudiantes. Pero están
esperando hacer fútbol, porque los inserta aún más, de manera masiva. Además
hay que tener en cuenta los costos de practicar un deportes y otro”, dijo
Magallanes.
Los niños extrañan jugar juntos, los profesores no cubren
los gastos esenciales y desde las autoridades no hay soluciones cercanas.
La situación epidemiológica se agrava en la provincia tras
los brotes en traslasierra y los últimos casos confirmados en la región
(General Deheza, Río Cuarto y Las Higueras).
El panorama es poco alentador y acompañado por la
incertidumbre hay actividades que no retornan. En el caso de las escuelitas de
fútbol podría abrirse una luz de esperanza con las disposiciones que Liga
Regional tomó anoche: La de presentar el protocolo sanitario de Acción Juvenil
de General Deheza para la práctica de entrenamientos en infanto juvenil en
clubes.
“La ayuda económica tiene que ser fundamental para nosotros,
pero en su momento no presentamos nada para tener un amparo. Ya llevamos casi cinco meses parados y
sufrimos las consecuencias. Creo que las autoridades ya tienen claro quién necesita
ayuda. En el caso nuestro no necesariamente tiene que ser dinero, pero sí
materiales como pelotas, conos para entrenar”, cerró “Palo” Magallanes.
Redacción Al Toque